El Ejército mexicano presentó una maquinaria especializada en retirar minas terrestres o artefactos explosivos caseros que emplea en una de las regiones del país con mayor reporte de incidentes de estos artefactos artesanales: Tierra Caliente, Michoacán.
En esta región del país, las Fuerzas Armadas tienen desplegada la unidad denominada De Mining Unit 2, adaptada a partir de una excavadora agrícola y diseñada para neutralizar minas terrestres.

Además, la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa) registró un repunte sin precedentes en el aseguramiento de artefactos explosivos improvisados (AEI) en apenas cinco meses del 2025.
De acuerdo con cifras de la propia dependencia obtenidas vía transparencia, entre enero y mayo de este año se rebasó la cifra de aseguramiento de minas en menos de medio año, principalmente en Sinaloa, Michoacán y Sonora.
Esto significa que, al día, los soldados localizan un promedio de 20 AEI en sus patrullajes, principalmente en zonas dominadas por los cárteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación.
Y es que el Ejército contabiliza dos mil 979 aseguramientos de esos explosivos, una cifra que ya supera todo lo asegurado durante 2024, cuando sumaron dos mil 560 y casi duplica los registros de 2023, con mil 635.
El Cártel Jalisco Nueva Generación encontró en las minas terrestres artesanales una herramienta para atacar a sus rivales y a las autoridades, causando la muerte de 19 militares y al menos media decena de civiles inocentes en Michoacán, en su mayoría campesinos que accidentalmente pisaron uno de estos artefactos.
¿Cómo funciona la maquinaria?
La maquinaria cuenta con cadenas giratorias capaces de golpear el suelo con una fuerza superior a las dos toneladas, lo que permite detonar minas ocultas de manera controlada. Asimismo, puede incorporar cuchillas adicionales para excavar a mayor profundidad y detectar explosivos enterrados en capas inferiores.
Una de sus principales ventajas es la operación remota, que disminuye el riesgo para el personal, y su capacidad de continuar funcionando incluso después de una detonación directa.

La unidad fue exhibida en el Desfile Militar del 16 de septiembre en Tepalcatepec. Imágenes difundidas en redes sociales revelan cómo opera esta maquinaria. En los videos se observa cómo avanza sobre el terreno, removiendo la superficie y neutralizando posibles amenazas.
El uso de este tipo de tecnología, similar a la empleada en escenarios bélicos como la guerra en Ucrania, busca garantizar el avance de tropas y generar condiciones más seguras para la población en zonas altamente conflictivas.
Maquinaria, para combatir creciente violencia en México
La introducción de la De Mining Unit 2 responde a la necesidad de enfrentar un fenómeno que ha transformado la dinámica de la violencia en el país.
Especialistas en seguridad consultados advierten que la aparición de estas armas, propias de conflictos armados internacionales, representa un desafío sin precedentes en México. Su utilización implica no solo un riesgo directo para los cuerpos de seguridad, sino también un impacto psicológico y social en comunidades rurales, donde la población se ve obligada a vivir bajo la amenaza de explosiones ocultas en caminos y parcelas.
El Mining Unit 2 forma parte de una estrategia integral para reducir las bajas en sus filas y garantizar que las operaciones en Tierra Caliente puedan desarrollarse con mayor seguridad. Aunque no se precisó el número de unidades disponibles, autoridades federales confirmaron que su despliegue se centrará en zonas donde se ha documentado con mayor frecuencia la colocación de minas terrestres.
Con este recurso, las Fuerzas Armadas buscan restar capacidad operativa al crimen organizado, que ha recurrido a métodos cada vez más violentos y sofisticados.
La De Mining Unit 2 se incorpora así a la estrategia federal como una herramienta que no solo protege a los militares, sino que también intenta devolver a la población civil la confianza para transitar por caminos y comunidades marcadas por el temor a las minas.
Ejército reporta hallazgo inédito de explosivos improvisados
El incremento en el decomiso de las minas terrestres utilizadas por la delincuencia, refleja la creciente dependencia de los grupos criminales en el uso de explosivos caseros para emboscadas, bloqueos y ataques contra fuerzas de seguridad y comunidades rivales, observaron fuentes militares.
También muestra, en respuesta, un despliegue militar más amplio en zonas de conflicto, donde la presencia del Estado se disputa palmo a palmo con las organizaciones delictivas.
Los datos del Ejército muestran que el fenómeno no se distribuye de manera uniforme en el país.

Sinaloa, el mayor estado con artefactos explosivos
Tres entidades concentran la mayor parte de los hallazgos: Sinaloa, con 993 AEI asegurados, es la entidad con la cifra más alta, lo que confirma la intensidad de las disputas criminales en la región entre dos facciones del Cártel de Sinaloa (Chapiza y Mayiza) y la diversificación de métodos de violencia.
Le sigue Michoacán, con 748 AEI. El estado continúa como un foco rojo en la fabricación de explosivos improvisados, empleados por células criminales en zonas rurales y carreteras. En territorio michoacano operan Los Viagras, el CJNG y Cárteles Unidos.
También Sonora, con 452 AEI, principalmente en la frontera norte, donde se alerta de un repunte ligado a grupos que buscan controlar rutas de trasiego hacia Estados Unidos.
Otros estados con cifras significativas son Chiapas (211), vinculado a disputas en la frontera sur; Zacatecas (118), donde los enfrentamientos entre organizaciones han dejado un reguero de violencia; y Nayarit (93), que aparece como nuevo punto de alerta.

Estados con menor aseguramiento
En contraste, entidades como Baja California, Colima, Guanajuato, Hidalgo y Nuevo León reportan cifras marginales de 1 a 4 aseguramientos, mientras que en estados como Oaxaca, Puebla, Quintana Roo y Tabasco no se han registrado casos en lo que va del año.
Los artefactos explosivos improvisados representan una amenaza que rebasa los enfrentamientos directos. Al colocarse en caminos rurales, brechas o incluso zonas habitacionales, los dispositivos ponen en riesgo a comunidades enteras.
El Ejército ha desplegado unidades especializadas en detección y neutralización, además de incrementar la capacitación de la tropa en protocolos de seguridad.

Sin embargo, el aumento constante preocupa a especialistas, que advierten sobre una posible “normalización” de los explosivos en la guerra criminal.
De mantenerse este ritmo, 2025 cerraría con una cifra inédita que podría superar los seis mil artefactos decomisados, un nivel nunca antes visto, de acuerdo con proyecciones de fuentes de seguridad.
Para el Ejército el reto no es únicamente neutralizarlos, sino cortar de raíz las cadenas de producción y suministro que permiten que grupos armados fabriquen de manera sistemática dispositivos capaces de paralizar regiones enteras.
El mapa de los aseguramientos confirma que la violencia se concentra en entidades estratégicas, pero también advierte que el fenómeno se expande hacia territorios donde antes no se tenía registro, advirtieron las fuentes consultadas.

EHR