Quedan solo 50 días hábiles para terminar el ciclo escolar. Y, aunque parezca poco, es tiempo suficiente para hacer la diferencia. En lugar de ser una cuenta regresiva, debe ser una cuenta ascendente de oportunidades: 50 momentos para reforzar, reconectar y recuperar.
Los retos que enfrentamos en la educación en México son enormes: rezago en aprendizajes básicos como matemáticas y lectoescritura, abandono escolar, falta de recursos y apoyos socioemocionales. Para millones de niñas y niños en comunidades marginadas, estos problemas no son cifras abstractas. Son realidades cotidianas. Son la falta de un círculo que estimule su aprendizaje, la escasez de libros y habilidad lectora, la comida insuficiente, la inseguridad en las calles.
Con 50 días por delante podemos:
- Evaluar de manera formativa, no para calificar, sino para orientar. Diagnósticos rápidos, enfocados en identificar rezagos específicos en lectura, escritura y matemáticas.
- Detectar a quienes están en riesgo de quedarse atrás y generar un plan de re-enseñanza y acompañamiento con seguimiento semanal.
- Generar espacios de formación para nuestros docentes con un enfoque claro en estrategias de recuperación y manejo de grupo.
- Involucrar a las familias, no como espectadoras, sino como aliadas clave. El círculo familiar debe tener expectativas de logro claras para poder motivar y acompañar al estudiante.
Este no es momento de aflojar. Es momento de apretar el paso. Lo que hagamos ahora puede ser la diferencia entre un estudiante que termina el ciclo con confianza en sí mismo o uno que se hunde en la frustración. O bien, la diferencia entre una niña que recupera confianza en sí misma…o una que se va rezagando aún más.
Cerremos este ciclo con proyectos significativos, que devuelvan sentido y pertenencia a nuestros estudiantes. Cincuenta días no son pocos. Son el tiempo justo para demostrar que en México la educación no se abandona. Cerremos este ciclo con menos brechas.
