Las definiciones militares consideran este tipo de incidentes producto de errores humanos, resultado de fallos involuntarios que causan muertes o bajas en el propio bando. El término “fuego amigo” fue adoptado por los políticos mexicanos, principalmente del PAN y del PRI, para explicar disputas internas o justificar fracturas.
Paradójicamente —por aquello de presumir que son diferentes—, en la actualidad militantes de Morena han comenzado a retomar dicho argumento para justificar, en cierta medida, las pugnas intestinas entre miembros de diversos sectores del ahora partido oficial.
“Ese foco interno, ese fuego amigo que a veces no nos da tregua, tenemos que dejarlo atrás y enfocarnos en lo importante para Tamaulipas”, señaló la senadora Olga Sosa, quien tiene sus orígenes en el Partido Revolucionario Institucional, como muchos morenistas conversos.
En los últimos meses, el “fuego amigo” ha sido más visible: filtraciones en medios que buscan debilitar a rivales internos, bloqueos en comisiones legislativas, mensajes cifrados en redes sociales y una lucha silenciosa por candidaturas y espacios de poder de cara al 2027. Lo irónico es que mientras hacia afuera se pregona unidad y trabajo coordinado, hacia adentro se multiplican las zancadillas.
En política, el “fuego amigo” no siempre es accidental; muchas veces es estratégico. Sirve para debilitar al contrincante antes de una elección interna, para frenar ascensos o para desviar recursos y respaldos hacia otro grupo. Morena no es la excepción: la historia reciente muestra que el partido que concentra el poder también concentra las ambiciones y, por lo tanto, los conflictos.
En Tamaulipas, estos choques internos no solo desgastan a los protagonistas, sino que envían un mensaje al electorado: si así se pelean entre ellos, ¿qué quedará para los ciudadanos? Desde Nuevo Laredo, pasando por Reynosa, Matamoros, la capital, Tampico, Altamira y Madero, el “fuego amigo” terminará por dejar heridas y heridos en los grupos políticos. Veremos cómo reaccionan los hermanos Canturosas, la familia Peña Ortiz y otras protagonistas como la senadora Sosa.
Mientras tanto, la sociedad sigue esperando que el gobierno y los políticos atiendan los problemas reales. Pero cuando el golpeteo viene del propio bando, los daños siempre acaban alcanzando a todos.