A lo largo de su historia, los deportes en sus diferentes disciplinas han sido ejemplos de hazañas y de fracasos, en ambos casos enmarcados en una competencia en donde se supone prevalece la justicia y la honestidad, pero también han sido ejemplos de corrupción, capítulos turbios y oscuros.
El ejemplo más reciente de esto último es el caso de Alejandro Irarragorri, propietario del club de futbol Santos Laguna y, en años recientes fue dueño de la “Jaiba Brava” y héroe de políticos tamaulipecos y de la sociedad de Tampico, Madero y Altamira.
Fue considerado por ellos como el salvador para el regreso del futbol de primer nivel; sin embargo, esto nunca ocurrió.
Con más pena que gloria, el matrimonio comercial del empresario con el deporte en la zona sur concluyó, no sin dejar una estela de supuestos malos manejos, en donde la administración panista del exmandatario Francisco Cabeza de Vaca destinó un presupuesto millonario de promoción a las arcas de Orlegi Sports, a través de la empresa TM Futbol Club S.A.P.I. de C.V.
Esta historia se ha repetido una y otra vez por años en diferentes estados del país —Veracruz, Mazatlán y otras plazas— en donde los recursos públicos han sido destinados, a través de entes privados, para “fomentar el deporte” en beneficio de la sociedad. Lo mismo ha ocurrido con el béisbol, deporte favorito durante el anterior sexenio.
Durante la aventura de Alejandro Irarragorri por la zona sur, políticos panistas, morenistas, priistas, chapulines y otros especímenes más no desaprovecharon la ocasión para sacar raja del equipo de la “Jaiba Brava”, aunque nada supieran de la práctica del deporte.
¿Qué pensarán ahora de la situación legal del mesías que antes admiraban, involucrado en una presunta defraudación fiscal de 17 millones 69 mil 865 pesos?
¿Seguirán presumiendo sus fotos o las van a guardar? Las historias oscuras en torno al equipo de futbol vienen desde los tiempos de Salvador Barragán, el “Campeón de la lealtad”, pasando por directivos cercanos a grupos delictivos.
Lo único claro de todo lo anterior es la ilusión de los fieles seguidores de la “Jaiba Brava”, quienes temporada tras temporada no dejan de alentar a su equipo.
Finalmente, el nuevo proyecto deportivo-comercial de la “Jaiba Brava” ya tiene rostro: el del diputado federal panista Jesús Nader, empresario y político.
En Tamaulipas, el futbol rara vez ha sido un juego limpio; más bien, es una cancha donde los negocios y el poder siempre juegan en el mismo equipo.