La impunidad y el cinismo aparecen en Tamaulipas en los últimos días. El antiguo régimen estatal, respaldado por jueces de dudosa calidad moral pero con la ventaja de su posición para repartir amparos a un selecto grupo de personajes, muestra su realidad: no han aprendido o entendido de su momento, lejos del poder y tan distante como un viaje carretero de Ciudad Victoria a Dallas.
Algunos privilegiados todavía se mueven en este territorio, gozan precisamente de los ganado en la nómina y, dicho por sus allegados y ex colaboradores, fuera de ella, sin embargo, no tanto en la promoción dentro de un panismo de capa caída, dividido, confrontado y con heridas profundas ante tanto daño causado entre ellos mismos y sus rivales.
Eso se pudo corroborar con la reunión de "cotorreo y sana convivencia" entre Vidal Rodríguez, operador financiero de la fracasada campaña de César Verástegui Ostos por la gubernatura hace un año, el operador de Salud Alejandro Aguilar, el proveedor de aires acondicionados en el pasado sexenio Mario Florencia, y el controvertido Jorge Rivera Schotte, ex gerente de la Comapa Zona Sur.
Bebidas, comida y muchas risas en ese grupo detectaron los socios del Club Campestre de Tampico el pasado fin de semana. Los cuatro, por igual, no son vistos con buenos ojos entre la sociedad de clase alta de esta región, sobre todo por su cercanía con el grupo Cabecista y su lastimosa forma de trato en los anteriores seis años, bajo amedrentamiento y hostigados.
Y suena curioso pues ahora, ya con el "niño muerto", militantes azules señalan a esas personas no solo como infractores a la ley (principalmente Rivera Schotte) por desvío de recursos públicos, también se vieron beneficiados económicamente en los Vientos de Cambio con contratos y el recurso aplicado a la campaña del 2022, en ambos casos, sin transparentarse.
Otras voces añaden el proteccionismo del senador Ismael García Cabeza de Vaca para ellos y los contados fieles; es decir, aunque la militancia los cataloga de lo peor, culpándolos de los últimos tropiezos electorales, para el hermano de Francisco son lo máximo, sus "cuates de negocios".
Así, con ese cinismo se les vio en el prestigiado club social.
Víctor Hugo Durán
