La función especial de Freaky Friday (ahora Freakier Friday) donde Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan convivieron con sus fans fue mucho más que una activación promocional: fue un reencuentro emocional con personajes que marcaron a toda una generación.
El mercado de la nostalgia vuelve a pegar, y en este caso, lo hace con tino. Así como hace unos días los gen X celebrábamos el regreso de comedias absurdas como ¿Y dónde está el policía?, ahora los millennials celebran el regreso de esta historia sobre madres, hijas y el caos emocional de ponerse —literalmente— en los zapatos del otro. Porque sí, Freaky Friday tocó fibras sensibles: primeras peleas, primeros amores y, sobre todo, el primer intento de comprender al otro.
Cuando al CEO de Disney, Bob Iger, le preguntaron si prefería apostar por franquicias o contenido original, respondió diplomáticamente: “Nuestra prioridad es hacer grandes películas que resuenen con el público”. Esta lo logra. No es nueva —la versión con Lohan y Curtis de 2003 ya era remake de la original de 1976 con Jodie Foster y Barbara Harris—, pero sí logra renovarse con calidez y humor.
Y eso no es fácil. Si no me creen, vean And Just Like That… como ejemplo de cómo no se debe revivir una historia.
Otro viernes de locos nos recuerda que aún se puede hacer comedia familiar, divertida y emocional, sin pretensiones. Y eso, en estos días, se agradece.
