Siendo orgullosa miembro de la generación que compró su música favorita al menos en cuatro formatos (vinilo, casete, CD y digital), siento una ternura respetuosa por la emoción que los fans de Taylor Swift celebran ante la noticia de que, en Estados Unidos —donde sí hay tiendas Target en cada esquina—, habrá una venta presencial de medianoche el próximo 3 de octubre, cuando salga su nuevo álbum The Life of a Showgirl.
El anuncio me trajo recuerdos de finales del siglo pasado. Hay pocos artistas que inspiran tanto como para que uno esté dispuesto a acudir donde ellos digan, a la hora que sea, solo para escuchar su obra primero. Para mí, quizás ese artista es Billy Joel, quien incluso ha llevado a sus hijas más pequeñas a celebrar el fenómeno Taylor Swift. ¿Cómo no compartir esa emoción?
Lo notable es el regreso del midnight sale. En tiempos dominados por el streaming, este tipo de eventos parecían cosa olvidada, y que Taylor los rescate confirma su capacidad de mover mercados y nostalgias. Ella ha impulsado la fiebre por los vinilos en múltiples ediciones, y ahora los casetes podrían correr la misma suerte. Incluso fenómenos como Guardians of the Galaxy habían reavivado el encanto del formato, pero nadie como ella para llevarlo más lejos.
Así que, si en serio habrá casetes más allá de esta venta nocturna, quizá sea momento de desempolvar recuerdos. Porque si alguien puede poner de moda no solo los vinilos sino todo lo demás —incluidos los reproductores— esa, sin duda, es Taylor Swift.
