El tema de nuestros cuerpos, lo que hacemos por ellos y el estigma de la llamada “belleza oficial” siempre provoca extremos, gritándose unos a otros, y peor aún, nos hace olvidar el daño de perseguir un ideal inexistente o justificar el descuido como discurso social.
Uno pensaría que hoy el body shaming se entendería ya como lo que es: un acto cruel de discriminación.
Pero no. Las publicaciones que más comentarios generan son las de obesidad, y muy rara vez son amables.
Y lo digo con certeza: no hay mujer que tome control de su cuerpo sin ser criticada todavía más. “Me gustabas más cuando eras gorda” es un clásico, como si una solo buscara agradar en las redes.
Pero tampoco se atreva alguien a mostrar unos kilos de más sin vergüenza, porque aparecen de inmediato los comentarios más hirientes.
Y aquí entra Serena Williams, una de las más grandes atletas de la historia.
¿Qué pasa cuando dejas de entrenar ocho horas al día y tienes hijos? Lo obvio.
Y ahora, después de “hacer todo lo indicado”, Serena compartió que su reciente baja de peso fue gracias a un agonista del receptor (una suerte de péptido similar a una hormona intestinal que actúa como regulador de los niveles de azúcar en la sangre y la sensación de saciedad).
Evidentemente no es para todos, pero a ella le funciona, y lo comparte para quitarle el estigma a lo que muchos llaman “el camino fácil”.
Si algo no ha hecho esta mujer es tomar atajos.
Por eso es la voz ideal para iniciar una conversación que necesitamos dar con seriedad, para desmontar estigmas que solo alimentan a quienes nada les parece.