En abril del año pasado tuve el privilegio de presenciar, en las afueras de Bangkok, Tailandia, la filmación de Alien: Earth.
Fue una experiencia tan esperanzadora como elocuente, que contrasta con los planteamientos éticos y sociales que hoy estrena la serie en el canal Disney+.
Esperanzadora, porque cientos de especialistas cuidaban cada detalle imaginable.
Cuando vean a los actores aterrados por la cercanía de Xenomorfos o Face Huggers es porque ahí estaban, moviéndose lenta y mortalmente hacia su propósito.
Prótesis, efectos prácticos, decenas de extras, un gran elenco y las naves y cápsulas que verán en pantalla: todo estaba ahí. Se sentía irreal.
He visitado muchos sets en más de dos décadas de trabajo, pero esto solo se hace con la convicción de igualar —o superar— la calidad del material original.
Y honestamente la historia no decepciona: más allá de la amenaza, la trama —que involucra poderosas corporaciones, humanos híbridos y visitas apocalípticas— nos obliga a preguntarnos: ¿quién es el verdadero monstruo?
En una época totalmente saturada de franquicias, Alien: Earth, que es producida por Ridley Scott y dirigida por Noah Hawley, es un acierto indiscutible que personalmente solo podría comparar con la serie Andor.
Es una historia completa que conmueve y aterra en las mismas proporciones, por lo que revela sobre la humanidad… o lo que queda de ella.