¿Dónde comienza un concierto? Todos tenemos un ritual ¿cuál es el tuyo? Me encantaría saberlo, ¿el mío? bailando, vistiéndome en mi habitación, en los últimos años el ritual continúa con Miguel & Jasmina& litros de gin tonic en su asombrosa sala, siempre se escucha una banda nueva que alguno descubrió, ¿dando vueltas por toda la maldita ciudad escuchando a The Spits o al Muerto de Tijuana en su auto Chicles mientras nos pasamos una botella de Tanqueray o latas de cerveza?… alguna vez El Chicles pudo matarnos, estuvo a punto de explotar porque derramaba gasolina subiendo por Calzada de las Águilas; por cierto, estamos a unas semanas del MonkeyBee Festival IV, será el 9 de diciembre en el Foro 28, compren su boleto, quedan como 80 boletos, si lo dudan se van a quedar afuera como todas las personas que rondaban como almas en pena afuera en The Hives, cuyo sold out en House of Vans el pasado sábado 18 de noviembre dejó corazones quebrados. Me molesta cuando alguien escribe que un artista estuvo cierta cantidad de “años en silencio” por no sacar un disco o publicar un libro o lo que sea, ¿de verdad creen que sacar un disco o un single año tras año significa estar presente en la música? Por favor, sus pensamientos son tan aburridos, ¿crees que The Nomads están preocupados? [banda que seguramente vas a googlear porque no la conoces, no te preocupes, así es, la música es infinita]… The Death of Randy Fitzsimmons (2023) de estos suecos es un álbum que te destruye sin piedad desde el primer momento, demuestra que un artista no hiberna ni calla, trabaja durante varios años. Existen dos enormes divisiones entre los que escuchamos música en vivo, algunos sechiflanante un aburrido Jack White y otros nos estremecemos ante un Nicholaus Arson, ni con boleto regalado iría a ver a ningún proyecto de White. The Hives no necesita solos de guitarra aparatosos, ni llevar el pelo largo, ni escenografía incendiaria, sólo necesitan sus instrumentos, sus trajes de super rockstars, calcetines blancos y una multitud que les grita sin control, con la que conectan de forma absoluta. Pocas veces he visto tanta locura en un concierto. Los fotógrafas/os estaban atemorizados en la sala de prensa, “pobres”, pensé: no tienen espíritu para la fotografía de rock, no se lanzan al body surfing/crowdsurfing, al slam, a la noche entre gritos y sudor de los fans coreando Bogus Operandi.
Empezó como una broma de Joanna Pirod entre el público gritando: “Los Jaivas”, terminó con Almqvist (Nicholaus) saltando en el aire en un split enérgico llamando así a su banda en el micrófono ante su público tras cantar: I hate to say I told you so. El final se acerca, detonan: Tick Tick Boom, salimos a la noche, somos como posters de conciertos arrancados de los postes bailando sobre avenida Revolución, pronto veremos en el MonkeyBee IV la insólita reunión de una de las bandas más geniales del punk mexicano: Intestino Grueso. Sin duda Kid Congo nos destruirá. Rock.