Y es que el opresor no podría contra miles, si las mismas oprimidas no lo ayudaran.
Esto parece estar sucediendo en Francia ante los resultados de las votaciones legislativas anticipadas del 30 de junio y 7 de julio, donde la extrema derecha representada por el partido Agrupación Nacional (AN) ha crecido de manera asombrosa. Pues si bien en la segunda vuelta se logró mandar hasta el tercer lugar, no de ja de sorprender el avance que tuvo AN.
De acuerdo con datos presentados por France24, una encuesta de Ipsos demostró que AN ha ganado más de diez puntos en el electorado femenino en los comicios europeos de 2019 y 2024, pasando del 19% al 30% (y del 28% al 32% entre los hombres). Una encuesta de Ifop indica, por su parte, que las mujeres votaron un 32% por AN, superando a los hombres (31%).
Pero, desgraciadamente, este auge no se debe a los buenos resultados que sus gestiones han dado a las mujeres, lo cual lo haría entendible, sino más bien el manejo mediático de la información que esta fracción política ha logrado.
Por ejemplo, Jordan Bardella, líder de la bancada y que aspira a ser primer ministro, ha querido convencer a "todas las mujeres de Francia" de que AN defiende sus derechos. Asimismo, a través de videos y publicaciones en redes ha asegurado que las mujeres y la defensa de sus derechos es un tema importante para el partido.
"Seré el primer ministro que garantizará de manera inquebrantable los derechos y libertades de cada niña y a cada mujer de Francia", prometió en un video. Luego, enumeró los compromisos de AN en este sentido, y aseguró: "En Francia, la mujer es libre y seguirá siéndolo".
Y se lo creyeron, a juzgar por lo efectiva que ha sido la campaña de Marine Le Pen, dirigente del partido, para “desdemonizar” a la ultraderecha.
Para Rainbow Murray, experta en política francesa y académica de Queen Mary University of London, la elección y campaña de Bardella es parte del objetivo que Marine Le Pen se propuso desde que asumió la dirección del partido.
“Todo esto ha sido diseñado cuidadosamente para hacer que el partido sea más aceptable y que a la gente le dé menos miedo. Ha sido parte de un proceso de desintoxicación”, refiere en entrevista a BBC Mundo.
A esta efectiva campaña se ha sumado el desgaste propio de gobernar de Emmanuel Macron, los resultados negativos en economía y la alta tasa de desempleo, haciendo que la hasta entonces despreciada ultraderecha se pueda considerar una opción, con tan solo “maquillar” sus contras.
Un peligro latente. Pues si bien no existe la opción perfecta y es viable e incluso deseable que los partidos se reinventen en el caso de LePen y sus seguidores, no hay tal transformación, sino solo palabras.
De hecho, la ONG internacional de ciberactivismo Avaaz examinó en junio los votos de los eurodiputados del AN durante la última legislatura en relación con los avances en favor de los derechos de las mujeres, y los resultados han sido abstenciones e incluso negativas en temas tan justos como reducir la brecha salarial o el acoso callejero.
Al parecer, gozamos de corta memoria sobre los resultados nefastos que la misma Europa ha sufrido de los gobiernos de ultraderecha. Hoy parecen extasiados con una Georgia Meloni en Italia y el avance de LePen en Francia. A la hora de votar, eso de la superioridad primermundista no se nota.
*Doctora en Educación. Máster en Artes. Especialista en Cultura con enfoque de género