El avance de la inteligencia artificial (IA) ha transformado la forma en que se trabaja, aprende y crea. Herramientas como ChatGPT y otras aplicaciones similares se han vuelto populares para resolver problemas, generar ideas y redactar textos. Sin embargo, el uso excesivo de estas tecnologías está causando gran preocupación, especialmente en los ámbitos educativo y creativo.
Cada vez más estudiantes de educación media y superior dependen de estas herramientas para realizar tareas, tesis e investigaciones. Esto pone en riesgo el desarrollo de habilidades como el análisis y la reflexión, que son esenciales para el aprendizaje. En el ámbito literario, algunos escritores han comenzado a utilizar la IA para elaborar obras, lo que cuestiona la autenticidad de su autoría y afecta la esencia del derecho de autor. Los creadores de contenido de redes sociales, así como los autores de música, pues ya la IA, tiene algunas app para la creación y composición de música.
En México, la Ley Federal sobre el Derecho de Autor, promulgada en 1948, fue diseñada para proteger el trabajo intelectual y reconocer la labor de los creadores. Esta ley, que se publicó en el Diario Oficial de la Federación un día 14 de enero del mismo año, estableció principios para garantizar que las ideas originales tuvieran valor y fueran respetadas. Sin embargo, hoy enfrenta la tarea de adaptarse a una realidad donde la tecnología permite que las máquinas generen contenidos que antes solo podían ser creados por personas.
El derecho de autor fomenta la innovación al dar valor a las ideas originales. La aparición de la IA ha complicado este escenario al difuminar las líneas entre lo que es creación humana y lo que es generado por una máquina. Este fenómeno exige actualizar las leyes para proteger a los creadores y garantizar que sus obras sigan siendo valoradas en un entorno cada vez más tecnológico.
La IA no debe ser vista como una amenaza si se utiliza de manera responsable. Su capacidad para agilizar procesos y democratizar el acceso a herramientas creativas es valiosa. Sin embargo, es necesario que las instituciones educativas fomenten su uso como complemento y no como sustituto del esfuerzo humano. En el ámbito legal, es urgente establecer reglas claras sobre cómo manejar las obras generadas por estas tecnologías, de modo que no afecten el valor de la creatividad humana.
El uso desmedido de la inteligencia artificial tiene el potencial de debilitar la capacidad de pensar, crear y aprender de las personas. Regular su uso y adaptarse a los cambios tecnológicos es necesario para proteger tanto los derechos de los creadores como la esencia de la creatividad humana. Es una responsabilidad que exige actuar con compromiso y visión de futuro.