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O sea, ¿nos compramos un Cadillac?

Las vueltas que da la vida, oigan. Checo Pérez defenestrado de Red Bull sin mayores miramientos y, de pronto, piloto titular, junto con Valtteri Bottas, en la flamante escudería Cadillac Formula 1 Team.

Qué de rumores, qué de especulaciones, qué de comadreos, antes de que fuera hecha pública la decisión que tomaron Dan Towriss y Graeme Lowdon, directores del equipo: se llegó a decir que al propio Sergio Pérez no le interesaba ser parte de un proyecto que va a comenzar desde los cimientos en el cual los resultados, según sentencian los que saben, no se verán desde el comienzo sino a mediano plazo.

Se habló también de la posibilidad de que Alpine F1 Team le ofreciera un puesto de piloto titular sacrificando, lo suponemos, a Franco Colapinto en primer lugar (lo de que una escudería francesa, parte del constructor Renault, se deshiciera de Pierre Gasly, corredor galo, se veía mucho menos probable) o poniéndolo como piloto de reserva en lugar de Jack Doohan, un ofrecimiento que en manera alguna le hubiera interesado al tapatío.

Luego del acoso de la gente de Red Bull, de los desprecios de Jos Verstappen y de las descalificaciones de la prensa deportiva neerlandesa –por no hablar de los ninguneos de muchos de los propios paisanos de Checo— el retorno del piloto mexicano a la máxima categoría es una verdadera reparación y todo un reconocimiento a su trayectoria.

La apuesta de General Motors, la casa matriz de Cadillac, ha sido por la experiencia y se puede entender en tanto que todo está todavía por hacer en los apartados de motorizaciones, la puesta a punto, el simulador, la aerodinámica y la propia carrocería. El reto es simplemente monumental y la función de los dos pilotos no sólo será dar resultados en las pistas sino aportar conocimiento y colaborar directamente con los ingenieros.

Las cosas son muy complicadas en la competición: escuderías que estuvieron en la cima en su momento –conquistando el campeonato de constructores y disponiendo los triunfos de sus pilotos— se encuentran de pronto imposibilitadas de repetir sus logros. Ahí están Mercedes y Red Bull, en su inesperada travesía del desierto. Otros equipos pueden, a su vez, escalar hasta las más inesperadas alturas. Para mayores señas, las transformaciones que están teniendo lugar en Aston Martin –ni más ni menos que la llegada de Adrian Newey al equipo— anuncian un futuro muy prometedor en 2026.

Y bueno, Ferrari volverá en cualquier momento y ni Red Bull ni Mercedes se quedarán con los brazos cruzados. Ése, y no otro, es el mundo en el que Cadillac intentará abrirse paso. Checo y Bottas tendrán mucho, mucho trabajo.

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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
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  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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