Política

Preguntas alrededor del 'Mayo'

Sigue sabiéndose muy poco del golpanazo contra El Mayo Zambada. Parece que el Beechcraft que lo llevó al otro lado del río —y no el Cessna, con todo y piloto equivocado, que nuestra secretaria de Seguridad se sacó de la rabadilla— despegó del mero Culiacán, y no de Hermosillo. Que El Mayo llegó a la tierra que lo vio nacer desde su escondite duranguense, acompañado de cuatro guardaespaldas, a una reunión supuestamente amistosa con Joaquín El Güero Guzmán, su socio distanciado. Que allí El Güero lo encañonó, maniató, encajueló y subió a la avioneta, lo que explicaría esa primera foto de Zambada con la camisa desatada y un parche al pecho. Que nada se sabe del paradero de los guardaespaldas. Que El Mayo, por su edad y por el cáncer que lo aqueja, tenía cerca de tres años negociando su entrega con la DEA.

Hasta allí los asegunes. Lo que se sabe es que los gringos no le informaron al presidente mexicano, ni a las agencias de seguridad por él comandadas, de la operación. Dos días antes de esta, Ovidio Guzmán fue sacado de la prisión metropolitana de Chicago para ser reunido con su hermano en un sitio desconocido, ingresando poco después juntos a esa misma penitenciaría. Joaquín se declaró no culpable, lo cual no quiere decir que no pueda cambiar su declaración en cuanto quiera o en cuanto llegue a un acuerdo.

Por su parte, El Mayo, quien tiene pendientes con la justicia en Illinois, Nueva York, Washington y California, sigue en El Paso esperando a ver qué fiscales tendrán la oportunidad de llevarlo al ruedo; Nueva York le fincó los últimos cargos, por tráfico de fentanilo, apenas este pasado febrero. Cuando también se declaró no culpable, su abogado enfatizó que Zambada había sido llevado allí contra su voluntad. A diferencia del Chapo, quien no volverá a ver la luz del sol, en algún punto de sus procesos todos los hijos y parientes del Mayo, excepto Serafín, el menor y ciudadano americano, y El Mayito Flaco, el heredero de facto del negocio familiar en México, arreglaron con los gringos términos más que favorables a cambio de información, o de testificar, como hicieron El Rey Zambada y Vicentillo en el juicio de Guzmán Loera.

Llevo rato con un sospechosismo atravesado: que el arresto de García Luna no se dio para castigarlo a él, sino para ver si declaraba contra alguien más pesado. No lo hizo, y pasará el resto de su vida en la cárcel. Lo mismo cuando agarraron a Cienfuegos, quien se libró gracias a los arrumacos entre López y su amigo Trump. De Cienfuegos, por cierto, tampoco le notificaron absolutamente nada al Presidente de México, y eso que era su secretario de Defensa. O quizá por eso.

El proceso del Mayo puede durar años, durante los cuales veremos desfilar una hilera de testigos peligrosos para él, pero quizá más para los gobiernos mexicanos que con él pactaron ininterrumpidamente desde los años 70. Hay que recordar que las investigaciones de la DEA contra López Obrador se detuvieron estrictamente por motivos políticos, al convertirse el tabasqueño en candidato a la Presidencia. Misma Presidencia que dejará en menos de dos meses.

Agarren sus palomitas.


Google news logo
Síguenos en
Roberta Garza
  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Notivox (Notivox Monterrey y Notivox Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Notivox Diario con su columna Artículo mortis
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.