Política

La Muerte de Marcial Maciel

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Tengo frente a mí la foto de dos mujeres, madre e hija, velando el cadáver del compañero y padre. La mayor pone suavemente una mano sobre las del muerto, que lleva cruzadas al pecho. Vestido de gala, con un gran crucifijo en la pared, en vida fue Marcial Maciel, y las mujeres son Norma Baños y la hija que ambos tuvieron, una de al menos seis vástagos que el sacerdote procreó con ella y otras. Ambas lo acompañaron, hasta su muerte, en el retiro de oración y penitencia que el Vaticano le impuso a Maciel dos años atrás y que, en comunicado oficial, sin que ni la Legión ni Roma revelaran al público los detalles de la acusación, el fundador aceptó “con humildad”, como “una nueva cruz”.

Oración y penitencia mis tanates: Maciel se burló del castigo y se dedicó a viajar a todo lujo a sitios como París y Barcelona, hasta que la muerte se lo llevó un 30 de enero del año 2008. Durante todo ese periplo la familia Maciel-Baños fue constantemente acompañada y atendida por destacados miembros de la cúpula legionaria.

Después de su muerte, todos ellos mintieron. Mintieron, como ha sido su costumbre, la de la institución entera, desde su fundación: le mintieron a sus subalternos, a sus alumnos y a sus donantes cuando hablaron sentidamente en las misas luctuosas que dieron por universidades y seminarios de cómo Maciel había muerto como un santo, en paz y serenidad, asegurando —sabiéndolo imposible— que buscarían su canonización inmediata, describiendo incluso cómo “Nuestro Padre” había pasado sus últimos días bajo la presencia constante de una imagen de la Guadalupana, misma que se llevó a la tumba junto con un crucifijo, supongo ese fue sobre el cual la señora Baños posó tiernamente su mano cuando le dio el último adiós.

Pero de eso no dijeron nada, ni tampoco de la existencia de sus muchas familias, de su pederastia y adicción a la morfina, o de los insultos y blasfemias que el fundador le prodigó a cualquiera que osó acercarse a su cama con biblias o aguas benditas en sus últimos días. Optaron por seguirle bordando a la hagiografía que Maciel se dedicó con ahínco a construir en vida, al tiempo que le daba vuelo a sus perversiones ayudado por una complicidad institucional que le permitió tener múltiples pasaportes y un flujo de dinero que nadie le cuestionó ni menos negó jamás. Corcuera, en una de las homilías póstumas, dijo, sin que se le cayeran los dientes, que: “La noche anterior a su operación, estuvo hablando con el P. Alfonso Corona … Y me decía el padre que no podía creer cómo Nuestro Padre estaba tan lúcido, y cómo se acordaba de todo en ese momento. Y el padre Alfonso le decía: ‘Todo lo que usted ha hecho’. Y Nuestro Padre le corregía siempre: ‘Hermano, es que yo no he hecho nada, es Dios el que lo ha hecho’.”

A 12 años de esa muerte las denuncias de violencia sexual y emocional contra sus herederos, en sus escuelas y seminarios, no dejan de llegar. Todas fueron encubiertas y negadas por los mismos cómplices que lo cobijaron a él. Los mismos que hoy conforman el capítulo general y que están a punto de elegir a un nuevo director. Sí, esos mismos.

@robertayque

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Roberta Garza
  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Notivox (Notivox Monterrey y Notivox Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Notivox Diario con su columna Artículo mortis
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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