Muchos temen que el propósito medular de la 4ª Transformación, es cambiar el actual régimen democrático y liberal, para sustituirlo por otro de ideología socialista, autoritario y estatista.
Para ese cambio se necesita un gobierno predominantemente presidencialista que debilite o de plano someta a los poderes legislativo y judicial.
Además, para la implementación y desarrollo de esa transformación, es indispensable un sistema de educación con contenidos y fines que apoyen la ideología y planes gubernamentales.
Sólo con una educación de esa naturaleza, la 4ª Transformación podrá realizar lo que llama la revolución de las conciencias. Obviamente, eso pretende la denominada Nueva Escuela Mexicana.
Un paso fundamental en ese sentido son los nuevos libros de texto que, se afirma, privilegian el adoctrinamiento ideológico; y, en cambio, menosprecian el conocimiento científico y descalifican la superación individual y la libre empresa.
En contra de la distribución y uso de los libros de texto se han promovido juicios de amparo, porque no se respetaron ni el procedimiento para hacerlos ni los principios fundamentales consagrados en el artículo 3º constitucional.
Dicho artículo dispone que el presidente determinará los principios rectores y objetivos de la educación inicial; pero para hacerlo deberá considerar la opinión de los gobiernos de las entidades federativas y de los actores sociales involucrados en la educación.
En cuanto a los principios, ordena que la educación se basará en el progreso científico; será de excelencia, entendida como el mejoramiento integral y constante para el máximo aprendizaje; y será democrática, considerando a la democracia no sólo como régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.
Así, pues, la utilización de los libros de texto para el adoctrinamiento ideológico viola el artículo 3º de la Constitución vigente.
