Política

Vacunas

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Un encuentro inesperado puede ser una emboscada del azar. En la antesala de un consultorio me encontré a Gil Gamés, amigo y compañero de páginas aquí en MILENIO. Nos conocemos desde hace tiempo, aunque nos vemos poco y nos encontramos menos, nunca faltan los mensajes de whats o los correos. Coincidimos también en que nuestras consultas tratarían de reconocimientos con exámenes de laboratorio y otras certezas de la química.

Entré primero a ver al médico y eso debió poner muy nervioso a Gil, pues no soporta las antesalas, y luego de mí, una señora con el paso de la edad como si cargara la losa del Pípila. Acompañé a Gamés y sé que en el fondo él me lo agradeció. Le dije:

—Todo más o menos bien. Y, eso sí, una batería de vacunas.

—Más o menos: eufemismo para denotar que algo anda mal —respondió Gamés.

—No. Algunas vacunas. Eso sí.

Gilga me dijo:

—El otro día Gil se encontró con un vacuno —me dijo—, me refiero a los bóvidos que dicen que ya son muchas vacunas, que no hay que ponerse, que incluso son peligrosas. Gilga no pudo soportar y le dio una bofetada lingüística: sin vacunas tú y tu estirpe no estarían aquí, lo cual por lo demás no le restaría nada al mundo.

Le conté que yo también me he encontrado con vacunos, o sea, los que están en contra de las vacunas. Cada vez hay más personas a las que les da por darle un pastelazo a la razón. Y hablo de gente que uno la ve y parece normal, pero ciertamente son bóvidos.

Me despedí y tomé camino hacia la noche. Dos mañanas después, un par de agujas penetraban mi hombro, contenían la vacuna del herpes Zóster y la otra una triple, esa que nos ponían cuando éramos niños.

Leo que las vacunas son sustancias que estimulan el sistema inmune (sistema de defensas) de un individuo para generar una respuesta en contra de ellas.

Ahora mal sin bien, diría mi amigo Gil: hay puentes colgantes por los cuales hay que pasar, uno de ellos las reacciones a las vacunas. Yo conocí la alta vejez: el día de las vacunas fui al baño en la madrugada arrastrando los pies, me dolían la articulaciones y la cabeza. Luego me arrebujé y me entregué al infinito. Ya en serio, vacúnense.


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Rafael Pérez Gay
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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