La editorial Tusquets ha reeditado Tela de sevoya de Miriam Moscona. Hay libros que nos persiguen en el tiempo como si supieran que están escritos para nuestras desdichas y nuestras dudas: libros que nos leen. Tela de sevoya es uno de ellos: me ha seguido desde hace años. Lo leí cuando apareció hace trece años y me pareció una historia magnífica de merecidos reconocimientos. La he leído otra vez y me ha hechizado. No exagero, se trata de un viaje al origen que nos recuerda que en el pasado se encuentra el destino.
La inteligencia literaria con que Moscona ha armado este libro, los caminos narrativos por llamar así a los espacios “Distancia de Foco”, “Molino de Viento”, “Pisapapeles”, “Kantikas” y “La Cuarta Pared”. Estos territorios se intercalan y logran un equilibrio sutil para contar desde distintos ángulos el tema central: la narradora viaja a Bulgaria en busca de su padre y de los últimos hablantes del ladino. En la historia está perfectamente explicado qué es el ladino, quiénes son los sefarditas, pero abundo en este asunto. Consulté diccionarios y algunos libros: …utilizamos el término sefardí para referirnos a los descendientes de los judíos expulsados de la Península Ibérica a finales de la Edad Media, que en su diáspora formaron comunidades en diversos países de Europa, el Mediterráneo Oriental y el Norte de África.
La expulsión de los judíos de Castilla y Aragón por los Reyes Católicos en 1492 arrojó fuera de estos reinos a un contingente de cerca de cien mil judíos, que fueron a asentarse en algunos lugares de Europa (Italia, el sur de Francia o Portugal), en el reino de Marruecos, o en las tierras del Mediterráneo Oriental que pertenecían al entonces extenso imperio otomano.
Miriam Moscona ha hecho una investigación completísima de esta historia que cambiaría la civilización occidental y ha montado, como una escenógrafa, un gran teatro de la memoria. Somos nuestra lengua, absuelta o condenada, esta es la trama central de la novela.
A esta búsqueda, Miriam Moscona la ha dotado de una familia: una abuela rabiosa, una pareja y dos hijos. Sombras de la vida, esperanzas de subsistencia y azares que convierten en una vida familiar una orden y alguien que baja de un vagón que iba al exterminio. Todos sabemos que el azar es un Dios loco.
Pues digo aquí que Tela de sevoya es uno de los grandes momentos de la narrativa mexicana actual y no soy de los que divide a la literatura entre la de los hombres y la de las mujeres. Para mi sólo hay una, y ésta es la literatura genuina.