Se cumplen cincuenta años de la caída de Saigón y del fin de la guerra de Vietnam; de la muerte de Francisco Franco; de la caída de Phnom Penh, la entrada de los jemeres rojos de Pol Pot y el principio del genocidio camboyano; del día en que Eva Perón permitió que el ejército se hiciera cargo de la seguridad y sometiera a sangre y fuego a la guerrilla; en junio de aquel año Sony puso al mercado la primera videograbadora Betamax.
En casa escuchábamos “¿Quieres ser mi amante?”, la canción de Camilo Blanes cantada por Camilo Sesto, se hablaba del próximo final del sexenio de Echeverría y de una obra que ocupaba las primeras páginas de los diarios pagadas por el gobierno: el drenaje profundo.
El 9 de junio de 1975, el presidente inauguraba una obra mayor en presencia de la plana mayor del gabinete y de un invitado especial, el jefe de estado de Rumania, Nicolae Ceausescu. A las nueve y media de la mañana de ese día, Echeverría puso en marcha el mecanismo electrónico que abrió la compuerta de la obra de toma que dejó libre el paso del gran caudal de aguas negras y lo condujo al llamado interceptor oriente, un túnel de 10 kilómetros y cinco metros de diámetro que llegaba hasta el Emisor Central.
Me ha costado trabajo aceptar que esa obra, con todos sus defectos, ha impedido que la Ciudad de México se inunde catastróficamente como en 1629 o 1952. Me ha convencido al final el trabajo de Manuel Perló: “Luis Echeverría, el drenaje profundo y el Tercer Mundo” incluido en “La ciudad sumergida” que próximamente circulará bajo el sello de Cal y Arena.
Algunos nombres me trajeron toda una época: Carlos Hank González, Alfonso Martínez Domínguez, Leandro Rovirosa Wade, Raúl Ochoa, Ángel Borja Navarrete, directivo de Ingenieros Civiles Asociados (ICA) y principal constructor del drenaje profundo y del Metro de la Ciudad de México. Echeverría incluyó a un gran ingeniero hidráulico de trayectoria única: Fernando Hiriart.
¿Por qué estuvo presente Ceausescu en la inauguración del drenaje profundo? Por la locura megalómana de Echeverría que pretendía la Secretaría General de las Naciones Unidas. El presidente viajó, se acercó a Salvador Allende, reinició relaciones con la China de Mao. The New York Times lo contaba entre los seis candidatos para encabezar la ONU. Ceausescu, un voto importante para Echeverría, votó en contra. El drenaje profundo con todas sus dificultades aún funciona y drena las aguas negras de la ciudad.