Ya en una franca manifestación de desesperación una senadora panista fue a literalmente implorar al gobierno de los Estados Unidos que lleve a cabo una intervención política y militar en México bajo la narrativa de supuestos nexos del gobierno mexicano con grupos del crimen organizado, narrativa que fue el principal insumo de su campaña electoral y junto con muchas otras más se asumieron en calumnias por el electorado.
Por supuesto que causó una irritación social a partir de una notable difusión mediática, pero realmente la senadora recibió un enérgico linchamiento aunque ya esté acostumbrada a ello, sin embargo, la afrenta creció cuando fue más allá de la posición personal cuando hubo el respaldo partidista lo cual se toma como una posición política, lo cual aumenta la provocación al gobierno mexicano y a un sector mayoritario de la sociedad.
La explicación del comportamiento de la senadora y de su partido es muy sencilla, han dejado de ser opción política y su disminución electoral sigue su curso, no hay forma que se restablezcan a corto y mediano plazo y en esa inercia las posibilidades de que pierdan el registro son cada vez más fuertes, por eso el enojo y la desesperación les inducen a esos comportamientos irracionales y de odio.
En el imaginario de la senadora panista es evidente su idea bélica de dinamitar cada evento institucional, cada sesión, con espectáculos haciendo siempre una escena a gritos e insultos, un tipo de vedet político convirtiendo en show el diferendo político, no existe un debate racional, con argumentos, menos de hablar de presentar iniciativas como el trabajo principal de un legislador, no hay trabajo parlamentario, el objetivo de su designación en la lista plurinominal del PAN fue precisamente la de hacer el pleito sin pudor.
Para la senadora y para la oposición en su conjunto, la única posibilidad de regresar al poder es que haya una intervención militar y política de Estados Unidos, en la que destituya por la fuerza a la presidenta y su gobierno y con ello sean designados, vendiéndole al vecino país que en México hay un gobierno ligado al crimen organizado cuando el historial inmediato es precisamente que el gobierno panista de Felipe Calderón fue el que estuvo ligado a un cártel de la droga y hoy precisamente se encuentra preso y sentenciado en Estados Unidos quien fuera secretario de seguridad pública del ese gobierno federal emanado del PAN.
Incluso en los Estados Unidos ven a la senadora con cierta mofa, saben de su limitación política y que sus posicionamientos solo representan a un sector muy disminuido de la población, la oposición en alguna ocasiones se tienen que desmarcar por sus excesos, hay mucha mezquindad política en su actuar y sus actuales posicionamientos son tildados de traición a la patria, acorde a quienes a lo largo de la historia preferían ser gobernados por un extranjero que por un mexicano que no era políticamente afín.
La coyuntura internacional es para la oposición una oportunidad de aprovechar la ofensiva agresiva del presidente de los Estados Unidos en lo comercial y en algunos casos hasta militar, en la que se les ocurre que México también puede ser blanco de invasión, así de mezquinos y ocurrentes.