Habla muy mal del futbol mexicano que el debate y la atención se centren en temas administrativos del todo absurdos. Que si el Puebla no pudo registrar a su nuevo cuerpo técnico y entonces, más allá de la evidencia que no ilustra mala fe ni actitud ventajosa alguna, hay que castigar al infractor y se decide quitarles los tres puntos que de forma legitima ganaron en la cancha.
O este otro: se multa al club Monterrey porque su nueva incorporación, Jesús Manuel Corona, queda registrado con el número 16, cuando ese número perteneció a un jugador que arrancó el torneo con ellos (Celso Ortíz) y que luego fue transferido al Pachuca. ¿Cuál es la razón por la que un número que quedó vacante no pueda ser utilizado en el mismo torneo?
Pero a estos dos temas se les da trámite y se les dedican horas y horas de debate y discusión en los medios.
Con tantas historias y con tantos personajes tan interesante que componen el día a día de la Liga Mx.
Atrás o de lado se quedan temas centrales, por los que pasa el desarrollo o el atraso de una competición que se ha venido viendo opacada por la MLS de los Estados Unidos y Canadá. Ya no digamos por toda la expectación que genera en el fiel aficionado a este deporte las poderosas competiciones europeas.
¿Por qué no generar discusión y propuestas para que los equipos de la Primera División se hagan de verdaderas figuras a nivel del continente? ¿Cuál es el plan para que la Liga Mx adquiera relevancia real respecto a sus competidores instalados en el país vecino?
Urge determinar con el mayor consenso posible una agenda de los temas realmente importantes y abocarnos a generar propuestas y planes de trabajo.
Esta iniciativa, conociendo el medio y el humor de los directivos, tiene que venir de arriba, a través de una convocatoria generosa y ordenada. Hay mucha gente que puede y debe aportar, pero con orden.