El próximo 24 de septiembre, la Feria Internacional del Libro del Estado de México rendirá un merecido homenaje a la poeta mexiquense y oaxaqueña Flor Cecilia Reyes Cruz (1964), por su gran aportación a la poesía y por su singular trayectoria en la promoción de este género a través de los medios de comunicación y la formación de nuevas generaciones de poetas y escritores.
Ese trabajo pródigo y encomiable es hoy uno de los más sólidos ejemplos de constancia y amor a la poesía, pero también de una convicción indeclinable por procurar el benéfico impacto de la literatura en la vida de las personas. Hay muchos ejemplos que lo constatan, pero en esta ocasión solo quisiera aludir a su faceta de creadora de arte poética.
Desde su primer libro de poesía, «Átopos» (1987), publicado en su juventud, hasta la suma de su obra publicada bajo el título «Casa propia» (2013), Flor Cecilia Reyes ha construido una obra delicada y profunda, íntima y cercana, a cuyo escalpelo de versos libres se enfila un sonoro espasmo de alegrías y aflicciones, pesos y dudas acerca de la verdad femenina, la voluntad humana y la existencia misma, que da paso a la revelación y la calma de una mujer practicante de la ancestral sapiencia.
¿Cuántas veces no escuchamos el eco de la canción popular en sus versos tejidos a mano? ¿Cuántas más el ecosistema de las habitaciones, los jardines, las casas, la cocina? Ese diapasón del corazón canta en la rima de los trovadores, la letra del bolero y la fatalidad del tango, todo a la mesa servido. La alusión a la mesa no es casual: innúmeros versos de esa obra poética tienen alusiones a la cocina, los ingredientes, los guisos, los hábitos alimenticios, porque en la comida se cifra gran parte de su sabiduría identitaria, heredada de su natal Oaxaca y enriquecida por los múltiples lugares que ha conocido.
Sin embargo, sus motivos líricos vuelven siempre hacia la femineidad como entidad diferenciadora y creadora, a partir de lo cual es posible identificar la voz interior de quien se abre floreciente en el mundo de otros motivos asociados, como la maternidad, la naturaleza y la infancia perdida.
El homenaje que realizarán sus editores y lectores el próximo 24 de septiembre de 2021 es justo porque reconoce a una autora, y en ella, a muchas otras que siguen escribiendo y comprenden la trascendencia de hacerlo. Es, de múltiples maneras, un homenaje a una obra poética que se abre en abanico a recibir los influjos de su tiempo, para renovarse a la luz de nuestra lectura. Enhorabuena, Flor Cecilia Reyes, que tu obra alcance con ello un nuevo reconocimiento por las más recientes generaciones de lectores.
Porfirio Hernández
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