El cerebro.
Es mi segundo órgano favorito:
WOODY ALLEN.
Después del nacimiento, la identidad del género aun está poco diferenciada, de tal forma que el entorno social y educación pueden cambiar la identidad del género.
Esas palabras fueron escritas por el Dr. J. Money en 1975.
Con el tiempo descubrimos que nuestra identidad de género se determina en el seno materno; es durante el embarazo, que el cerebro se define en sentido masculino o femenino, en función de la testosterona, que nos dará la orientación cerebral hacia niño o niña.
Sin embargo, en tiempos del Dr Money, antes de los años 80’s, esto no se sabía; en los casos de recién nacidos con sexo ambiguo o hermafroditas, se decidía quirúrgicamente cual iba a ser el sexo; una vez hecho esto, sería la sociedad y educación la que reafirmara el sexo definido con el bisturí.
La historia de Joan-John demostró los errores de tal creencia.
A los ocho meses, John fue sometido a una circuncisión; por error, le arrancaron el pene y decidieron convertirlo en niña; más tarde, extirparon los testículos, y después continuaron administrando estrógenos para fortalecer su identidad femenina.
El Dr. Money pregonaba su caso por todos los congresos como un gran éxito de la medicina.
Hasta que se enteró que Joan, en la edad adulta, se había cambiado de sexo nuevamente, convirtiéndose en John.
Se casó y adoptó dos hijos. Por desgracia, John de fue a la banca rota en la bolsa, se divorció y terminó suicidándose en 2014.
Este caso muestra la fuerte influencia de la testosterona en el cerebro mientras está en formación dentro del útero.
Ni el bisturí, ni los estrógenos administrados en la pubertad o la educación y tratamiento psicológico, lograron cambiar la identidad de género del niño. (Dick Swaab).
