Política

Nuestro cerebro

  • Vademecum
  • Nuestro cerebro
  • Óscar Hernández G.

Creer que nuestro cuerpo se mueve gracias a la presencia de unos espíritus animales que entraban al cuerpo al respirar el neuma por la nariz; estos espíritus llegaban a todo el cuerpo a través de la sangre y regían nuestros movimientos. 

Esta teoría fue muy popular; hasta que por fin se identificó al cerebro como el origen de nuestros movimientos y pensamientos.

Fue Ramón y Cajal el español que logró ver al microscopio la unidad funcional del cerebro: la neurona; él pintó y dibujó con mucha fidelidad y, más aun, pudo prever que las neuronas habitan en nuestro cerebro y que no tienen un contacto directo entre ellas; además supuso que había un espacio que hoy conocemos como hendidura sináptica, y que “había algo en ese espacio”; hoy sabemos que tenía mucha razón, ese espacio está lleno de neurotransmisores, que permiten a las neuronas hablar entre sí. 

Las neuronas se comunican y hablan a través de neurotransmisores y descargas eléctricas pequeñísimas en sus paredes celulares. 

Cuando este lenguaje falla o tartamudea sobreviene la enfermedad; por ejemplo: 

Dificultad para tragar, para hablar, problemas para caminar, temblor de los brazos, y manos aun estando en reposo, entre otros síntomas peores como quedar postrado en cama; esto es el Parkinson. 

Enfermedad que tiene su origen en la ausencia de un neurotransmisor cerebral: La Dopamina.

Hace décadas apareció en cartelera de cine la película Despertares que protagonizó el actor Robin Williams en el papel del médico de una clínica que atendía pacientes que padecieron encefalitis letárgica, y permanecían semidormidos como secuela de la neuroinfección viral; algunos de ellos se complicaron con Parkinson. 

Un paciente (Al Pacino) recibió un tratamiento novedoso, la L-Dopa, que termina por convertirse en dopamina en el organismo; ese paciente “Despertó”.

Años más tarde, el protagonista de esta película, Robin Williams, es diagnosticado con Parkinson. 

En un episodio de depresión se da un tiro en la cabeza y se vuela el cerebro.

Deja una nota como epitafio: ¡He dejado de ser Yo!_

¡He dejado de ser Yo!


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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