El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dedicó un buen momento de la mañanera de este lunes a los organizadores y promotores de la marcha convocada para el próximo 13 de noviembre para hacer patente el rechazo a su reforma electoral, franca defensa del INE.
Sin titubeos, con energía y fluidez, el mandatario tachó de hipócritas, clasistas y rateros a los interesados, luego pidió a sus simpatizantes no asistir a la manifestación para no caer en provocaciones.
Aseguró el tabasqueño que son muy hipócritas sus críticos al señalar que el proyecto morenista intenta destruir a INE y porque sospechan el que la propuesta entraña un intento de establecer una dictadura y reelegirse. Enseguida dio instrucciones, hizo cálculos y dejó fluir su desprecio:
“La gente que vaya, que sepa que es una marcha, una manifestación en contra de nosotros por la política que estamos llevando a cabo en favor del pueblo. Todos esos, aunque vayan a misa los domingos no le tienen amor al pueblo, y son racistas en su mayoría, clasistas, muy hipócritas…”. A sus seguidores pidió no acudir ni caer en provocaciones ni confrontaciones.
Advirtió que el 13 noviembre en que se pretende realizar la marcha no estará en Ciudad de México, pues pasará su cumpleaños en Palenque, Chiapas, y remarcó que todos tienen derecho a protestar en el Zócalo, quizá calculando también de antemano que al día siguiente podrá minimizarlo sea cual sea su tamaño.
Pero paradójicamente esa fue también una provocadora invitación del mandatario para que las organizaciones y ciudadanos que se contraponen a su gobierno muestren su tamaño y fuerza, no a él, de quien no esperan rectificación, sino a la sociedad dubitativa y expectante, así como a los legisladores que avalan sin cambios las reformas, como presupuestos, simulando diálogos y al final ignorando propuestas de adecuaciones.
Lo furibundo y extenso del mensaje mañanero evidenció innegablemente cierta preocupación por lo que políticamente pueda desatar esa marcha, que bien puede ser una inyección de ánimo a los opositores, dado que los cabildeos se podrían complicar en el Congreso y si la discusión de la reforma se extendiera o avanzara, el motivo subsiste, y si se desechara se anotaría como una victoria de la oposición en la víspera de dos elecciones estatales. La polarización más persistente que nunca, azuzada por el presidente, sello y apuesta del régimen.
Ojalá esto no detone en violencia y quienes son responsables de resguardar el orden y la seguridad, cumplan con su deber y no den cauce también a su desprecio.
@OscarGlenn
