Cultura

Después del calor, a cuidar la mente

Este verano, la canícula no solo abrasó el pavimento de nuestras ciudades, también dejó huellas invisibles en la mente y el corazón de millones de mexicanos. El calor, que en algunas regiones superó los 40 grados de sensación térmica, se metió por cada rendija de nuestras casas y, lo más preocupante, en nuestro ánimo.

Aunque no existen evidencias metereológicas de cuánto dura exactamente la canícula, la temporada más baja de lluvias y más alta de temperaturas en nuestro país, este periodo parece estar llegando a su final en los próximos días.

Además de los daños forestales, la sequía y otros efectos en el ambiente, esta época del año deja efectos colaterales en la salud mental y emocional que valdría la pena conocer y dedicarle un tiempo para recuperarse, pese a que en algunas ciudades el calor continuará hasta inicios del invierno, pasando por alto el otoño.

No se trata solo de sudor y abanicos: las olas de calor prolongadas alteran el sueño, incrementan la irritabilidad y multiplican la fatiga.

Dormir mal es un golpe silencioso a la salud mental; nos vuelve más ansiosos, más reactivos y, en ocasiones, más tristes.

Durante estas semanas de calor extremo, muchos sintieron que su paciencia se evaporaba con la misma rapidez que una botella de agua dejada al sol.

En las comunidades sin acceso a aire acondicionado, carencias o espacios frescos, el impacto fue más cruel.

Para las personas con problemas de salud mental, adultos mayores y niños, la canícula fue una prueba de resistencia física y emocional. Incluso las actividades cotidianas en zonas vulnerables quedaron disminuidas, suspendidas o reducidas a días de supervivencia ante la adversidad.

El encierro forzado y el sedentarismo son terreno fértil para la ansiedad y el desánimo que se incrementa en esta temporada y del cual hay que buscar una salida para estabilizar la salud nuevamente, en todos los sentidos.

Esta experiencia debería encender alarmas. Si el cambio climático promete veranos cada vez más extremos, proteger la salud emocional debe ser tan urgente como prevenir golpes de calor. No podemos resignarnos a que cada ola de calor erosione nuestra estabilidad mental.

Dentro de las recomendaciones generales por supuesto está la adecuada hidratación y cuidar la temperatura del entorno; privilegiar el descanso ventilado o fresco con las herramientas al alcance; evitar discusiones o detonadores de neurosis en calor extremo; practicar herramientas de relajación y gestión del estrés según las posibilidades propias y, procurar una socialización asertiva.

La canícula pasará, como siempre, pero el cuidado que pongamos en nuestra salud mental durante estos días puede marcar la diferencia entre salir desgastados o fortalecidos. El clima extremo es un desafío colectivo; enfrentarlo con empatía y prevención es la única manera de que el calor no nos queme por dentro.


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Omar Cervantes
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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