Política

Después del 10 de mayo: la otra cara de la maternidad

Cada año, el 10 de mayo celebramos al amor y la dedicación de nuestras madres. Pero al día siguiente, el 11 de mayo, se conmemora una realidad que contrasta con esa imagen idealizada de la vida de las madres: el Día de la Lucha contra la Violencia Vicaria.

Una forma extrema de violencia contra las mujeres, identificada por la psicóloga Sonia Vaccaro, se caracteriza porque el agresor, por lo general, la pareja o expareja, utiliza a las hijas, hijos u otras personas cercanas a la madre para castigarla, someterla o destruirla emocionalmente.

Detrás de la retención de menores, las amenazas con impedir el contacto materno, o los litigios prolongados y manipulados, no solo se esconde un intento de venganza hacia la mujer; también hay un desprecio absoluto por la integridad emocional de niñas y niños, quienes resultan víctimas directas de esta violencia.

El agresor no busca el bienestar de las niñas y niños, sino su instrumentalización: los convierte en armas. La meta no es protegerlos, sino infligir dolor a la madre a través de ellos.

El daño es devastador. En los casos más extremos, esta violencia puede culminar en el suicidio de la madre o incluso en el asesinato de hijas e hijos, tragedias que ya han ocurrido en nuestro país y que deben movernos como sociedad.

La impunidad y la indiferencia institucional agravan el panorama. Durante 2022, más de 22 mil 600 niñas, niños y adolescentes en México fueron atendidas en hospitales por violencia familiar; de los cuales, uno de cada cinco fue perpetrado por un padre o padrastro; un total de 4 mil 730.

Las víctimas de violencia familiar de entre 1 y 17 años agredidas por un padre o padrastro se incrementaron en un 13.4% de 2021 a 2022, a nivel nacional. En 2023, se registraron 4 mil 219 casos, de los cuales 49 fueron reportados en Tamaulipas.

Y, sin embargo, muchas personas siguen preguntando a las madres: “¿estás segura de que quieres demandar? Es el padre de tus hijos”. Con esa frase, se omite una verdad incuestionable: un maltratador nunca puede ser un buen padre.

No podemos seguir confundiendo la paternidad biológica con la capacidad afectiva, ni minimizar el daño que provoca la violencia vicaria.

Esta violencia ocurre, en su mayoría, tras una separación, divorcio o conflicto de custodia. El agresor vicario suele tener rasgos narcisistas, psicopáticos o sociópatas. Es controlador, mitómano, manipulador, y en público puede parecer encantador.

Se victimiza ante la sociedad, oculta información y usa sus influencias. Sabe cómo operar en un sistema que no aplica la perspectiva de género en todos los casos de violencia vicaria.

En cuanto a las hijas e hijos víctimas pueden rechazar a la madre o replicar discursos del agresor, lo que rompe el vínculo materno - filial y deja secuelas emocionales graves.

Por eso, tras las flores y los abrazos del Día de las Madres, es necesario mirar con seriedad a quienes viven su maternidad desde el dolor y la ausencia. La violencia vicaria no solo separa familias, destruye vínculos, la estabilidad emocional y arrebata el sentido mismo de la vida.

Tras el Día de las Madres, es urgente visibilizar esta otra cara de la maternidad marcada por el dolor, para reconocer, prevenir y sancionar esta forma extrema de violencia.


Google news logo
Síguenos en
Nohemí Argüello Sosa
  • Nohemí Argüello Sosa
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.