El rechazo es una serpiente agazapada, en espera de inocular el veneno en su víctima, sin darse cuenta que es su propia cola la que muerde.
-Rosana Covarrubias
En la entrega anterior hablamos sobre las emociones que experimenta quien se siente rechazado, de cómo su percepción se filtra a través de una visión dolorosa que enturbia el presente; esta segunda parte no trata de combatir el rechazo, sino de aceptar y abrazar a nuestro verdadero “yo”.
Jaon Comely, diseñador web canadiense, creó un método único para superar su propio miedo al rechazo. A lo largo de nueve meses, Jason se puso diariamente en situaciones “difíciles” que era probable que le dijeran “No”: pedirle a un extraño en un avión su número telefónico; solicitar un recorrido por la cocina de un restaurante; postularse a un empleo para el cual no tenía ninguna oportunidad. Tras pasar algunos desaguisados, Comely finalmente encontró esta experiencia como algo liberador.
Comely transformó esta experiencia en -la terapia de rechazo- un juego de cartas de autoayuda social, jugado por miles de personas alrededor del mundo. Este ejemplo nos permite observar que únicamente la valentía de enfrentar nuestros miedos nos permitirá ser libres, empoderándonos para que, aun la situación más vergonzosa, sea manejable, quitándole el poder al sentimiento de rechazo porque, simplemente, ya no duele más.
Esta manera lúdica de abordar situaciones de rechazo es una entre muchas variantes de cómo enfrentar ese doloroso sentimiento de inadecuación, a lo que queremos llegar es a la reflexión.
Reconocernos como personas valientes y valiosas, brillantes y briosas, amantes y amorosas nos confiere una imagen renovada de nosotros mismos. Es como cuando deseamos ir a un evento importante y queremos vernos lo mejor posible; la autovalidación es arreglarnos el alma, la actitud y el corazón para salir a la fiesta de la vida con la mejor imagen de quienes realmente somos: seres humanos plenos y dispuestos a darlo y recibirlo todo, porque lo valemos.
Está por terminar el año, es el momento para encontrar el mejor obsequio de tu vida, no lo busques bajo el árbol, el regalo te está esperando frente al espejo: ¡Disfrútate! ¡Sé tú mismo!
Miriam Colín
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