Alice O'Connor, escritora y filosofa estadunidense, conocida como Ayn Rand, es una de las mejores representantes del "objetivismo", una corriente de pensamiento que defiende la razón y hasta rechazaba la fe y la religión.
En política, condenaba el uso de la fuerza como inmoral y apoyaba el capitalismo de laisse-faire, que definía como el sistema basado en el reconocimiento de derechos individuales, incluido el derecho a la propiedad privada.
Una de las mejores frases de la autora rusa de nacimiento, quien escribió infinidad de libros y textos, es aquella donde señala que: “puedes evitar la realidad, pero no puedes evitar las consecuencias de evitarla”.
Lo que dijo con gran sabiduría es que al final resulta contraproducente cuando por alguna razón, justificada o no, hacemos como que no vemos lo que está sucediendo en los últimos años en nuestro país donde los criminales parecen ganar terreno a la autoridad.
Y digo parece porque esa percepción se genera cuando vemos que la delincuencia se apodera de las calles, y si bien hay acciones del Estado, nos enteramos que siguen operando impunemente.
Está claro que la violencia ya no es privativa del norte del país, y que en Puebla los ciudadanos tienen miedo y ese temor puede llevarlos a encerrarse en sus propias prisiones, como dijo hace días el arzobispo Víctor Sánchez.
La extradición de 26 delincuentes incluido El Cuini, cerebro financiero del CJNG, a Estados Unidos, es una muestra de la lucha contra los criminales, pero la situación en el territorio nacional sigue complicada. Desde el punto de vista mediático parece que el gobierno mexicano quiere quedar bien con los gringos para canjearlo por el tema de los aranceles.
No podemos cerrar los ojos y hacer como que las cosas no suceden, porque al final eso no resuelve nada y los ciudadanos comunes y corrientes como usted o como yo, padecemos de manera directa las consecuencias.
Los mexicanos merecemos tranquilidad para seguir tratando de sacar adelante a nuestras familias, y en eso estoy seguro podríamos apoyar al gobierno cada uno desde nuestras trincheras.
