Esta semana será crucial para la nueva Ley de Movilidad que se discute en el Congreso local, y que pese a las protestas de los motociclistas, deberá entrar en vigor pues es urgente y además necesario, meter orden por el bien de los transeúntes y de los miles de vehículos que circulan por las calles y avenidas de la zona metropolitana de Puebla.
Si bien tampoco debemos criminalizarlos ni mucho menos estigmatizar a quienes utilizan ese medio de transporte, es importante generar un padrón como el todos los automotores para cubrir los requisitos establecidos en la ley.
Igual que a todos los propietarios de vehículos en el estado, los de motocicletas deberían salir con sus placas y registros desde que salen de la agencia o negocio donde son adquiridos.
Por supuesto que también es importante someterlos a la verificación vehicular, y deberán pagar los impuestos, así como ser sujetos a las sanciones cuando cometan alguna infracción o participen en algún ilícito.
Cualquier vehículo automotor donde por supuesto están incluidos, tendrá qué someterse a las revisiones y las obligaciones que marque la Ley de Movilidad, así como los reglamentos municipales.
De lo contrario seguirán en la anarquía y siendo medidos con diferente rasero, cuando de manera involuntaria o con toda la mala fe, participen o sean parte de algún delito como actualmente ocurre.
Pero habría qué distinguir entre los propietarios de motocicletas utilizadas para trabajo diario, como repartidores y decenas de personas que la usan para transportarse, de los que la utilizan como medio de distracción o solo viajan cada fin de semana y principalmente lo hacen en carretera.
Los llamados bikers aprovechan los fines de semana para organizar sus rodadas, por lo regular salen en grupo, pero sus vehículos son muy costosos y por esa razón deberían pagar más impuestos para circular por la inversión que realizan.
En ese sentido, tampoco se vale que pretendan llevar agua a su molino, y bloquear las casetas que muchas veces ellos violan para no pagar las cuotas. El gobierno debe diferenciar entre las que son utilizadas como herramienta de trabajo, y las que sean un artículo de lujo.
Tampoco se vale que busquen aprovecharse del río revuelto para ganar una impunidad que no merecen. Que paguen y se sujeten a las leyes como cualquier hijo de vecino, pero sobre todo deben medirlos con la misma vara.