Política

Retos y requisitos para una armadora de vehículos eléctricos

ALFREDO SAN JUAN
ALFREDO SAN JUAN

La creación de una armadora de vehículos eléctricos es un proceso complejo que requiere una planificación meticulosa y una inversión significativa en diversas áreas, con el objetivo de desarrollar una infraestructura que impulse el crecimiento sostenible de las organizaciones.

Para empezar, es fundamental diseñar, desarrollar y producir una gama de modelos que resulten atractivos para los consumidores. Esto incluye la adopción de diferentes segmentos de vehículos según las afinidades de cada grupo demográfico. Además, los modelos deben ser económicamente viables para la industria, lo que implica que los costos de las baterías deben estar en un punto donde la fabricación de vehículos eléctricos sea rentable. A nivel global, estamos alcanzando una equivalencia económica entre los vehículos eléctricos y los de combustión interna.

El talento y las capacidades técnicas son esenciales en este proceso. Se necesita personal especializado en el diseño, desarrollo y producción de vehículos eléctricos a escala, con conocimientos en baterías, motores eléctricos y sistemas de software. También es crucial capacitar a los canales de ventas y concesionarios sobre las particularidades de los vehículos eléctricos, ya que ellos serán quienes atiendan las dudas y preocupaciones de los clientes que buscan cambiar de un auto de combustión interna a un vehículo eléctrico.

La infraestructura de carga juega un papel vital. De acuerdo con información de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), México cuenta con alrededor de mil 100 estaciones de carga en todo el país, principalmente en la capital y otras ciudades importantes. Es esencial desarrollar una red robusta que permita a los consumidores cargar sus vehículos en casa, en el trabajo o en estaciones públicas, lo que ayuda a reducir la ansiedad por la autonomía, un factor crítico en la adopción de vehículos eléctricos.

En el tema de la infraestructura necesaria, la creación de una armadora en México se enmarcaría en la coyuntura del nearshoring, un fenómeno de relocalización de activos para crear cadenas de suministro más resilientes. Según nuestras proyecciones, para aprovechar todo su potencial, se requerirían inversiones de al menos 280 mil millones de dólares y hasta 400 mil millones, para mejorar la infraestructura de transporte, energía, parques industriales y agua del país.

La infraestructura energética debe ser capaz de soportar el aumento de la demanda por los vehículos eléctricos, idealmente provenientes de fuentes de energía renovable para alinearse con los objetivos de sostenibilidad. Existen preocupaciones sobre cuánta de la capacidad eléctrica existente estará disponible para los vehículos eléctricos y si provendrá de fuentes limpias.

El desarrollo tecnológico es otro reto significativo. La rápida adopción de la electrónica móvil ha impulsado avances en el almacenamiento de energía y baterías, pero la magnitud de las baterías para vehículos eléctricos presenta desafíos únicos, por ejemplo, temas de impacto ambiental asociados con su producción y desecho. Las gigafábricas de baterías, que tienen un gran apetito por materias primas, son esenciales para la producción a gran escala.

La tecnología también puede emplearse en la construcción de la armadora para reducir tiempos e incluso costos. Hemos visto ejemplos como el de Tesla y su construcción modular. Incorporando lecciones de manufactura avanzada en sus mega fábricas, Tesla logró reducir hasta en un 70% el costo de construcción. Además, otras organizaciones que conceptualizan las obras como “productos” y los sitios de construcción como sitios de ensamblaje han logrado reducir los costos del proyecto en un 20 a 25%.

La proveeduría y las cadenas de suministro también presentan desafíos. Las materias primas para las baterías a menudo provienen de lugares desafiantes, lo que requiere vínculos sólidos dentro del ecosistema industrial y estrategias creativas para reciclar materiales. La cadena de suministro debe ser robusta y flexible para adaptarse a las demandas de producción. Desde la perspectiva global, las regulaciones y políticas públicas que promueven la adopción de vehículos eléctricos han sido cruciales. Estas incluyen incentivos para la compra de vehículos eléctricos y el desarrollo de infraestructuras de carga.

En conclusión, la creación de una armadora de vehículos eléctricos desde cero es un desafío multifacético que requiere una inversión significativa en infraestructura, tecnología y capital humano. Con la planificación adecuada y el apoyo de todos los sectores involucrados, es posible superar estos desafíos y establecer una industria de vehículos eléctricos sostenible.


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Miguel Ángel Alcaráz
  • Miguel Ángel Alcaráz
  • Socio de McKinsey & Company México
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