La figura del día después es múltiple en Siria. Está el que siguió a la caída de Assad, a la deposición de las armas por la mayoría de las facciones, a la constitución temporal, a la violencia sectaria de hace semanas, al rechazo a Teherán o el del acuerdo con los kurdos y las pláticas con los drusos.
El día después al anuncio de la conformación del nuevo gobierno, este fin de semana, cerró algunos elementos del pasado inmediato para dar lugar a no pocas de las inquietudes hacia el futuro.
Entre los primeros ministerios, Relaciones Exteriores y Expatriados, Defensa, Interior, Justicia, Educación, Trabajo y Energía. A Sharaa le rodean sus confianzas previas a asumir como presidente de la transición. Está su hombre el tecnócrata globalista y el encargado de seguridad en la región que controlaron como insurgencia; el jurista religioso que nos trae dudas a los seculares, pero que tampoco es lo espantosamente reprochable de otras opciones. La única mujer, cristiana, junto a un buen número de formados fuera de Siria, hace gabinete en un collage parte anticipado, parte sorpresivo en sus extensiones.
Si la duda es obligación en cualquier escenario político, el escrutinio también pide espacio.
Unos días antes fue designado un nuevo Gran Muftí, máxima autoridad religiosa, quien había criticado a Tahrir al-Sham y su liderazgo. Ahora, Sharaa y él se sientan juntos. Es el experimento sirio. Veremos.
Las fragilidades que más pesan, como he insistido, no se encuentran al interior.
Las bases rusas de la costa siguen en puntos suspensivos. El gobierno de transición mantiene su prioridad en lo local y ha rechazado la propuesta turca de tener presencia para resguardar el espacio aéreo.
Israel, luego de más de setecientos ataques, primero bajo el argumento de protección a los drusos; hoy, alegando evitar la presencia turca, bombardeó las afueras de Damasco y los aeropuertos militares de Hama y Homs, donde Ankara quiere instalarse.
Supongo que es difícil pensar que la mejor forma de evitar la presencia militar de Turquía en Siria es no orillar a Damasco a necesitarla.
Hay quienes apuestan por el ayer en la serie de días después. Irán e Israel. No hay paradoja, sino coincidencia entre los peores.