Comparten formas, cinismos y lógicas. El circo de la banalidad en formato de video: Trump, Musk y Netanyahu juegan en el resort imaginario de su delirio, donde los cimientos de veraneo son un niño entre las ruinas de Gaza.
Crimea para Putin es Cisjordania para Netanyahu y Gaza para Trump.
En Siria, desde la caída de Assad, el gobierno interino encabezado por al-Sharaa insistió en que su prioridad era la gobernabilidad y reconstrucción local. No otra cosa. Israel aprovechó para expandir operaciones dentro del territorio.
Netanyahu y su ministerio de Defensa optaron por elevar lo hostil. Hablaron de no permitir que el sur de Siria se convirtiese en el sur de Líbano, sin que exista relación alguna. No importó que quienes derrocaron a Assad combatieron a Hizbulá. Netanyahu exigió la desmilitarización de las provincias al sur de país. Avisó que no permitiría la presencia de fuerzas del gobierno de transición y que su intención era proteger a la comunidad drusa. Días atrás, Sharaa se había reunido con una delegación de dicha comunidad. Protestas en buena parte de Siria, sobre todo en las zonas drusas, exigieron la retirada de Israel.
Esta semana, al cierre de la Conferencia de Diálogo Nacional, las reuniones —torpes, con fallas, pero absolutamente legítimas— convocadas para discutir el futuro tras la dictadura, Sharaa pidió nuevamente la retirada de la Fuerza de Defensa Israelí. Apenas terminó el encuentro, éstas atacaron el sur de Damasco, Daraa, Suweida y Quneitra.
Hace poco escribí: “Quizá la realidad más complicada no sea la interna, sino impedir que el contexto geopolítico, con sus miserias y mezquindades, arruinen las oportunidades y la transición.” Es un ejemplo. No hay argumento racional en el ataque.
El silencio identitario que no critica el video de Trump en Gaza se refleja hacia Siria y tiene su espejo frente a los acercamientos del ministro de Exteriores, Gideon Sa’ar, con el partido sucesor del Frente Nacional francés, con Vox en España y con la extrema derecha sueca.
Declaraciones irresponsables y videos como el de Trump son una provocación gratuita que antes de tener efecto inmediato sobre la realidad, tienen uno detestable en el entorno que la modifica.