Escuchaba atentamente la explicación de una psicóloga que daba su punto de vista respecto de la invalidación de sentimientos, de cómo en épocas anteriores todos estábamos acostumbrados a que nos dijeran: “Estás exagerando”, “no seas dramático”, “Cálmate ya, no es para tanto”.
Nuestra generación no estaba tan abierta, ni naturaliza cómo verdaderamente nos sentíamos ante cualquier situación; el que alguien resultara afectado antes era un sinónimo de debilidad y no se le apoyaba.
Si algo debo agradecerle a las nuevas generaciones es que, sin duda, les interesa cuidar sus emociones; mientras tanto, la otra cara de la moneda no para, lo percibe como pérdida de tiempo.
¿Qué pasa si paramos un poco la parafernalia? ¿Qué ocurre si al menos nos damos un poco más de tiempo? ¿Si comemos sentados en vez de revisar a cada rato el reloj y mirar constantemente el celular?
Hasta hace apenas unos años éramos libres del todo, recuerdo con una sonrisa el silencio, el no quedarme anclada a las redes, el que no me dieran de referencia para todo el Tik Tok.
¿De cuánto nos estamos perdiendo ahora? ¿Estoy exagerando o en realidad no se consigue aún ese término medio? El estar todo el tiempo disponible digitalmente cansa más estrés que el recibir una llamada.
De un día para otro nos dejamos de reconocer, es por eso que el invalidar los sentimientos de otros es de mala educación; el no reconocer el dolor, el no entender lo que sienten los demás, el juzgar lo que le pasa a otro por el simple hecho de no sentir lo mismo.
Nadie sabe lo que hay en la cabeza de otros, lo que ocurre dentro, las adversidades que pudieran hacerlos sentir muy mal y que tú ignoras; escuchemos a los demás, pongámonos en su lugar y ahí tal vez pudiéramos entenderlos un poco más.
Aprendamos a reconocer cómo nos sentimos, reflexionemos acerca de cuál fue la causa de nuestros sentimientos, del causante, de cómo podemos mejorar nuestro estado de ánimo y salud mental.
Empecemos a hacerlo ahora antes de que la vida nos pase factura y sea demasiado tarde, antes de no reconocernos, antes de sentir que nadie nos entiende y cuando identifiquemos a alguien que se siente mal, no invalidemos sus sentimientos pues quizás un día estés en su lugar.