Estar alerta de las pérdidas lo único que acarrea es negatividad: pérdidas de dinero, de confianza, de tranquilidad, de estabilidad emocional, etc.
La pérdida es una de las experiencias más dolorosas por las que puede pasar un ser humano.
El impacto de todo aquello que nos sobrepasa muchas veces -y de acuerdo con nuestra inteligencia emocional- nos ayudará a superarnos, a remover viejas expectativas que nos llevan al miedo y al pensamiento negativo; pero otras, si no las sabemos controlar, terminarán por destruirnos.
¿Cuántas veces dejamos de hacer algo por temor a no tener éxito? Muchos de los impulsos que tenemos y con los que cargamos ahora como adultos se gestan en la infancia.
Pero no todos lo que nos dejan quietos provienen de ellas; algunas crecen en la adolescencia, pero irónicamente aumentan y se estacionan en la última etapa de nuestras vidas.
Dejar viejos hábitos emocionales en la oscuridad no es buena idea -“hay que hurgar en la basura para poder vaciar el bote”- y definitivamente la mejor opción es siempre agradecer, sobre todo por lo que tenemos, lo que estamos viviendo y lo que nos hace plenos y felices.
La sensación de paz es el mejor aliado para nuestra salud, el no sobrepensar en las cosas; hace algún tiempo leí un libro que hablaba justamente de esto, de cómo el personaje lidiaba con las adversidades todo el tiempo, en su mente, en la vida, pero sobre todo en los momentos que tenía que descansar… Estaba harto.
El último mes del año siempre es el de la retrospectiva, el de las cuentas, el de los sueños alcanzados, el de las metas conseguidas o perdidas, el de los retos y los nuevos proyectos… Es el que nos indica lo que a veces se cree que significa el éxito en la vida.
Pienso en cada una de todas esas ideas que tuvimos al iniciar el año, en la esperanza que le entregamos a cada sueño, pero sobre todo en el afecto que dejamos en aquellos proyectos a los que les tuvimos que decir adiós… Hay que seguir adelante, pues siempre viene lo mejor.
Si crees que tu año no fue bueno, piensa que el 31 de diciembre a la medianoche eso quedará atrás como aquel reloj que no puede dar reversa:
Lo mejor está por venir, el aprendizaje será mayor y la prosperidad se multiplicará por tres… ten fe. Y tú, ¿ya hiciste tu recuento del año?
