La decisión que tomó Román Alberto Cepeda, alcalde de Torreón, de realizar siete enroques en su administración y en puestos claves no fue nada fácil, algo que muchos políticos, empresarios y gente de la sociedad civil todavía no entiende.
Se había dicho que Pepe Gánem en la Secretaría del ayuntamiento sería una solución a los problemas de la administración y además, que se convertiría en el brazo derecho del presidente municipal y quien le ayudaría a resolver cualquier problema que se suscitara.
Esto no sucedió y a pocos meses de su ingreso, José Gánem fue removido de su cargo y su lugar lo ocupa ahora Eduardo Olmos Castro, un político de la vieja escuela y quien todo indica, ayudará al presidente municipal a poner orden en el edificio de la presidencia municipal.
Y es que el ahora Secretario del Ayuntamiento, dejó el cargo que tenía en el gobierno de Manolo Jiménez como Secretario de Desarrollo Regional de La Laguna, además, tiene la experiencia de haber sido alcalde, así como legislador local y federal.
Lo que llama mucho la atención es que los relevos vienen del gobierno del estado y es que Román Alberto parece que le hizo caso a un duende que le habla al oído y por eso nombró a Javier Lechuga como tesorero municipal, otro funcionario que se trajo del Congreso del Estado en donde tenía el mismo cargo.
Lo que llama la atención es que ahora Tránsito y Vialidad tiene una mujer como nueva directora, y es que esa corporación no es nada fácil de manejar y ahora habrá de tener que mejorar el trabajo que venía realizando Mario Alberto Campos. Martha Alicia Faz, se dice que tiene experiencia trabajando con cuerpos policiacos, por lo que se espera que pueda meter orden en la corporación y evitar que los agentes que tienen “malas costumbres”, sigan haciendo de las suyas con los ciudadanos.
Ya dijo la nueva directora de Tránsito que llevará a cabo un diagnóstico en la corporación, con que buscará áreas de mejora y tratar de detectar malas prácticas, sin olvidar que tratará de impulsar estrategias que se basarán en la proximidad social.
No cabe duda que a Román Alberto Cepeda le dolió hacer enroques, lo cual no fue nada fácil, pero que sabe que los mismos eran necesarios en el primer año de administración en su segundo periodo.