Nadie se ocupa de la educación en medio de la pandemia, salvo el Congreso de Nuevo León, que está por hacer cambios en sus leyes educativas, incluyendo una reforma en la Constitución estatal.
Pero, cuidado, no se trata de la vuelta a clases en condiciones de higiene, ni de evaluar la educación a distancia, ni de apoyar el acceso a internet, ni de detectar a los alumnos que se han desconectado de la escuela y corren mayor riesgo de deserción...
No. Los diputados no están en eso. Lo esencial para ellos es lograr que los padres puedan vetar la educación sexual de sus hijos: que por ley tengan el llamado PIN Parental, nombre muy moderno para retroceder un siglo en pedagogía.
Y buscan, como en el caso del “blindaje anti aborto” votado ahí hace un año, que esta ley se apoye en una reforma constitucional. Así que aprovechan una armonización con las leyes federales para hacer un añadido: “Los padres de familia tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”, tomado, fuera de contexto, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Los argumentos quedan claros en una carta del diputado Juan Carlos Leal, del PES, promovente de esta y otras iniciativas similares y que ha logrado comprometer, política o moralmente, a las bancadas más numerosas de Nuevo León. Dirigida a las iglesias, la carta subraya la importancia de esta reforma “ya que de lo contrario dejarán a los padres de familia sin defensa para evitar que el Estado siga con su agenda de implementación de la ideología de género en las escuelas”. Y les pide “unirse en cadena de oración”.
Los maestros se opusieron formalmente. En un comunicado entregado ayer al Congreso advierten que aprobar estas leyes dará lugar a actos de discriminación y privará a los alumnos de una educación sexual acorde con su edad que, entre otras cosas, previene embarazos infantiles. Pero además, dicen, son claramente anticonstitucionales.
Movimiento Ciudadano, PVEM y Nueva Alianza están en contra. Pero a favor están PRI, PAN, PT y parte de Morena. Ellos tienen los votos para la necesaria mayoría calificada. Y no hay que olvidar que el 10 de marzo pasó ya en primera vuelta.
Lo demás no les importa.