“Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”, sostenía Joseph de Maistre, filósofo ultraconservador y teórico político en tiempos de la Revolución Francesa.
Sentenciosa frase que hoy célebre, suele referirse a la penitencia que debe soportar una sociedad por no poder, querer, o saber elegir bien a sus gobernantes.
Aunque de Maistre la usaba para en forma negativa descalificar los gobiernos devenidos de la gesta revolucionaria, la idea pudiera tener un sentido positivo si la gestión del gobierno es buena y los gobernados son entonces merecedores de esa buena fortuna.
Guardadas las consabidas reservas, la elección y evaluación de un gobierno no puede ser un acto aleatorio, sujeto al merecimiento o no de los gobernados, ni a la manipulación mediática, la auto-extorsión convenenciera, o porque no decirlo, incluso al designio divino que como superstición atávica todavía rige en algunas comunidades.
Es la ilustración (La educación) y por ende el razonamiento, el único factor que nos puede liberar de la lacra de los malos gobiernos.
Opositores intelectuales a de Maistre, sostenían que el ser humano debe dejar atrás una infancia mental de la que sólo él mismo es culpable, y decidirse a usar la propia razón sin la guía de otra persona.
Actitud infantil que no es por falta de inteligencia, sino por falta de decisión o de valor para pensar sin ayuda.
Palabras más palabras menos decía Immanuel Kant: “La Ilustración es la liberación del ser humano de su culpable incapacidad, que significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro.
La causa no es la falta de inteligencia sino de decisión y valor para bastarse a sí mismo sin la tutela de otro.
La pereza y la cobardía son causa de que los seres humanos continúen a gusto en su estado de pupilos, a pesar de que hace tiempo la edad los liberó de esa tutela; también es por eso que sea tan fácil para otros erigirse en sus líderes, pues:
¡Es tan cómodo no pensar por uno mismo!”.
Sapere Aude (¡Atrévete a pensar!) era entonces el mandato de la Ilustración y hoy más que nunca, lo sigue siendo.