Política

Hacer de éste un buen día

  • Desde mi rincón
  • Hacer de éste un buen día
  • Luis Augusto Montfort García

Con el tono asignado para distinguir los números que no están en mis contactos, mi teléfono anuncia la primera de las llamadas diarias con las que alguien trata de vender algo: 

Desde una tentadora semana de descanso en algún hotel de lujo con playa privada, hasta los derechos de un cómodo espacio también de descanso, pero éste de forma permanente en el panteón (con misa de difuntos incluida), pasando por las persistentes ofertas de los bancos para tal o cual tarjeta de crédito cuasi mágica, con la que escapando de mi realidad financiera, podré “hacer realidad mis sueños” de descansar como rico durante esos 7 días, para luego pagar la fantasía trabajando como esclavo durante 12 meses.

Todo esto sin contar las de intento de fraude o extorsión, que elaboradas por criminales cibernéticos, hacen victimas a muchos usuarios de los medios y redes digitales.

Como hoy decidí hacer de éste día un buen día, no importa cómo se presente, tomo la llamada y en efecto, se trata de una joven (lo adivino por su voz), que luego de pronunciar mi nombre, con profuso ánimo me ofrece un servicio que no necesito, lo que de nuevo me hace pensar en: 

¿Quién le vende a estas empresas los números y los nombres?, pero al mismo tiempo, la juvenil y entusiasta voz me hace pensar en la persona que está ahí al otro lado de la red.

Tal vez sea éste su primer empleo pienso. 

Aunque agradable, su voz tiene el leve tono mecánico de lo que se memoriza en automático, quizá se deba al medio en el que se forman las nuevas generaciones. 

Mientras discurro cómo rechazar su oferta, llamándola por su nombre la felicito por la manera de presentar y ofrecer su producto, asegurándole que con su habilidad y entusiasmo tendrá éxito en cualquier cosa que se proponga.

De inmediato la voz se vuelve cálida y con un espontaneo y casi infantil: 

“¿De veras señor Luis?”, con su mismo entusiasmo agradece mis palabras y pidiéndome “¡que me cuide!”, (ella también adivinó mi edad), se despide deseándome un muy buen día. 

Así será, haré de éste un buen día, y compartido será doblemente bueno, no importa cómo se presente.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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