Como casi todos los días en estos tiempos de tanta comunicación, llegó hasta mis ojos una palabra que antes no había leído ni escuchado, se trata de la misma que encabeza estas líneas y qué, también como casi siempre, me transbordó sin demora a navegar en el vasto océano de la “Web”, mar de información donde se encuentran respuestas a casi todas las dudas que brotan en nuestros circuitos neuronales cognitivos, los que dicho sea de paso, debemos alimentar y fortalecer como a cualquier otra parte del organismo, para preservar así nuestro juicio crítico y capacidad de reflexión, cuando menos para defendernos un poco del avance avasallador de la IA (Inteligencia Artificial), que al parecer poco a poco se va adueñando de nuestra vida cotidiana.
Y hago notar aquí, que en el párrafo anterior repito tres veces el “casi”, porque como todo en la vida; ni es todos los días, ni siempre me transbordo y sobre todo, ni tiene la Web todas las respuestas a todas las preguntas, aunque algunos tecnófilos así lo consideren.
Pero ya consumí la mitad de la columna y aun no toco el tema que le debía dar vida, si es que puede considerarse tal, el que estas grafías logren convertirse en imágenes, ideas y conceptos en los antes mencionados circuitos neuronales del amable lector, ahí donde se da la maravillosa aventura y génesis del aprendizaje.
De manera que sin más rodeos; veamos si el “bonding” es sólo un extranjerismo con el que se define una cierta actividad humana ya conocida, o bien un neologismo para significar un nuevo quehacer del siglo XXI.
La palabra es una interesante mezcla de las dos cosas, en la que se utiliza el sustantivo: “bond” con el sentido de “adhesión”, que puede ser entre dos materiales, dos ideas o como en éste su uso más reciente; el proceso natural con el que una persona se integra emocionalmente a una familia, o con el que mediante una estrategia creada, se adhiere también emocionalmente a una empresa, un organismo o un gobierno.
Interesante fenómeno psicosocial que deberían explorar los politólogos, en busca de un antídoto contra el pernicioso populismo.