Son apenas pasadas las seis de la mañana, es 10 de mayo y mientras me dispongo a iniciar el día, observo distraído el añoso roble que desde hace setenta o más años vive a escasos dos metros de la casa. En mi memoria siempre ha estado ahí, crecimos juntos y tal vez por eso sea que no le presto mucha atención, como suele pasar cuando por la costumbre “normalizamos” aún las cosas más bellas que nos rodean.
Sus frondosas ramas, son como un condominio donde democráticamente convive una amplia variedad de seres vivos. Algunos rastreros como las incansables hormigas, son inquilinos permanentes de la planta baja. Otros, como las abejas y otros bichos voladores habitan el primer piso. Y más arriba, en sus “penthouse”, a veinte metros del suelo lejos de las garras de esas fieras felinas falsamente domesticadas, anidan temporalmente jilgueros, tórtolas y palomas, y hasta de vez en cuando, algún trasnochado tecolote o un extraviado pájaro carpintero, fugitivo personaje encarnado de un comic de Walter Lantz.
Aunque a diferencia de los gatos, como humano mis ojos detectan mas los colores que el movimiento, de pronto uno muy leve llama mi atención, algo se movió ahí en la cuna que forman dos gruesas ramas del viejo y robusto roble. Curioso mantengo ahí mi vista y entonces lo capto: mimetizada entre el marrón del tronco y el gris pardo de sus plumas, una paloma de ala blanca empolla sus huevos muy quieta y paciente sobre su nido.
Sin proponérmelo pienso en la coincidencia de la fecha de hoy y en que el empollar le llevará al menos quince días, en eso estoy cuando otra aliblanca arriba a una rama muy cercana, ¡es la pareja! y por sus colores creo que quizá sea el macho, me digo al recordar que son aves monógamas que se emparejan mientras una de las dos está viva y que se turnan tanto en el empolle como en la crianza.
Me felicito por la oportunidad de iniciar el día como testigo de un exitoso proceso de vida, y al pensarlo, decido no ver los noticieros para no contaminar ese buen inicio, con notas de muerte, de violencia o de política, que a últimas fechas son una misma cosa.