Los seres humanos decidimos vivir en sociedad porque nos convenía, nos gustaba, nos parecía más divertido y emocionalmente necesario; nos dimos cuenta también que así como el ser humano necesita la comunidad para vivir feliz, también es un hecho que la violencia y los delitos lamentablemente se presentan entre nosotros y que era necesario establecer un orden que regulara y controlara los impulsos negativos, nos permitiera vivir en paz a todos y así fue que creamos un ente superior a todos nosotros llamado “El Estado” el cual sería el encargado de administrar las cosas públicas y mantener el orden.
El Estado es un invento social, no existía en la naturaleza, los seres humanos decidimos cederle facultades como son la administración de recursos y el uso de la fuerza para garantizar la seguridad, nos cuidara y orquestara el desarrollo de la comunidad. Este ente inventado, necesita valerse de personas físicas que lo pongan en acción y así es como tenemos a los gobernantes. Su función es administrar lo de todos, para el beneficio de todos, de una manera inteligente y ordenada, clara y honesta. El Estado no genera dinero, administra el que juntos aportamos, por lo que el gobernante tiene el deber de asegurarse que los recursos se destinen a proyectos reales, con relevancia, verdaderamente importantes, donde no se gaste en exceso, ni en cosas inútiles.
Sin embargo, este es el mundo teórico, ideal, pero a lo que nos enfrentamos es a políticos y contratistas que se vuelven millonarios instantáneos.