Este 2025 ha sido un año muy volátil, incierto y con mucha incertidumbre. La primera mitad, en resumen, se caracterizó por tener un primer trimestre muy malo y después un segundo muy bueno.
El balance después de 180 días, a pesar de la turbulencia, es bueno en términos de mercados, y no solo el estadunidense. También el mexicano ha sido positivo. De hecho se puede decir que el rendimiento ha sido bueno a escala global.
Resulta muy difícil creer que a pesar de las amenazas e imposiciones arancelarias, las guerras y la desaceleración económica los mercados van bien. La buena noticia es que este comportamiento se puede extender para el ejercicio 2025.
¿Esto es fortuito? No. Yo creo que hay razones fundamentales que sustentan este desempeño. La primera es que el crecimiento económico global sigue siendo bueno. Registró desaceleración respecto al año anterior, pero hay crecimiento, aunque en México será mucho menor. La segunda, es que las tasas están bajando, y los inversionistas continúan con apetito por activos con más riesgo. Creo que la tercera es que a pesar de los problemas económicos y las políticas arancelarias, así como los conflictos geopolíticos, hay optimismo de que no empeorarán y que incluso pueden mejorar.
Entiendo que esta última razón es muy frágil y que en un instante un conflicto puede empeorar y con ellos el presidente Donald Trump puede cambiar de opinión. Abonando a este optimismo vimos que el mercado laboral en Estados Unidos sigue fuerte y que se aprobó el presupuesto federal.
Esta semana será muy importante para conocer en qué van las negociaciones en materia de impuestos con Estados Unidos. Se darán a conocer las minutas de la Reserva Federal y del Banco de México, documentos importantes para conocer con más detalle qué piensan y ven los bancos centrales y los miembros que integran las juntas.
También en México se conocerá la inflación de la segunda quincena de junio, donde se espera que la cifra anual se siga moderando y que la anual baje a 4.30 por ciento.