Dicen los clásicos, que cada proceso electoral, cada cita con las urnas tiene su propio dilema, un leitmotiv, una opción a escoger al marcar la boleta, entre dos que son mutuamente excluyentes.
Mantener al anquilosado PRI en Los Pinos o dar paso a la primera alternancia presidencial, en 2000. Darle un sexenio más al PAN o cambiarlo por el PRD, en 2006.
Tener un gobierno de izquierda o regresar al “experimentado” PRI, en 2012. Dejar que las élites económicas siguieran concentrando la riqueza o votar por un gobierno que la distribuyera, en 2018.
Tamaulipas ha resuelto dos dilemas centrales en las últimas dos elecciones gubernamentales. Mantener la decadencia del PRI o darle una oportunidad a la narrativa de los vientos de cambio, en 2016.
Y apoyar la continuidad del PAN autoritario de Cabeza de Vaca con el “Truko” Verástegui, o dar paso al humanismo de la Cuarta Transformación, en 2022.
De acuerdo con el diccionario, dilema es estar en una situación comprometida en la que debemos escoger una opción entre dos que son excluyentes.
Así, en 2024, el dilema de la ciudadanía tamaulipeca será votar por mantener con vida al PAN de Cabeza de Vaca o sacarlo del escenario político votando por las candidaturas de Morena, PT, PVEM y MC.
En este sentido, un voto por Óscar Almaraz Smer, Luis René Cantú Galván, Carlos Fernández Altamirano, Leticia Salazar Vázquez, Miguel Gómez Orta y Yahleel Abdala Carmona significa entregarle a Cabeza de Vaca el control político de estos municipios.
Significa también darle a Cabeza de Vaca el manejo de seis presupuestos que suman 12,660 millones de pesos en 2024.
Votar por Miguel Mansur Pedraza, Carlos González Toral, Gustavo González Balderas e Ibeth Quinta Álvarez es mantener la obstrucción de Cabeza de Vaca en el Congreso del estado a todas las reformas y nombramientos que fortalecen la gobernabilidad de la 4T tamaulipeca.
El dilema tamaulipeco de 2024 es muy claro: dejar que Cabeza de Vaca siga afectando a Tamaulipas, a través de las obedientes candidaturas del Prian que acatan sus instrucciones ciegamente, o votar por Morena y sus aliados para consolidar la alternancia gubernamental de 2022.
Tampico y su PAN se cuecen en otro horno.