En el transitar a través de los días, en esta dimensión, he descubierto lo que me ha sido develado para proyectar, componer y diseñar arquitecturas sin tiempo. No hay estilo ni tendencia. He encontrado que lo importante y verdaderamente relevante es desarrollar soluciones arquitectónicas que involucren materiales, sensaciones y emociones además de la experiencia espacial, denota el espíritu del lugar de las maravillas que en este caso es Mazamitla.
Este Puebo Mágico es un sitio para la ensoñación. Es un entorno de privilegio en el que la vida me ha dado la oportunidad para crear armonía y recrear la belleza y en las que tengo puestas mis capacidades e inteligencias.
Con el proyecto de Villa Vainilla me encontré de pronto con una grandilocuente chance para situar en el escenario de un bosque -pleno de magia, misticismo y misterio- un lugar cuyo genio inspira la vivencia de la felicidad y el equilibrio.
Descubrí que el triángulo equilátero nos brinda posibilidades para inventar e intentar la interpretación de nuevas geometrías y formas complejas de la luz.
Me propuse y me dispuse a poner en juego mi personal filosofía para comprender y ejercer la arquitectura.
Así, el noble oficio de edificar me ha dado interpretar los signos del tiempo hecho lugar. Me declaro constructor de fantasías que alcanzan y superan los límites de la poesía cuando se traduce la materia en espíritu y se dota de alma a los espacios en donde ocurre la magia, tras el encuentro con la felicidad y el erotismo como celebración de la esperanza por crear escenarios para la alegría . La arquitectura, cuando ocurre, se convierte siempre en el centro del universo y allí radica el genio como duende lúdico que transforma mundos imposibles en sitios de privilegio que nos seducen y conducen a la fiesta de la imaginación como acto sublime. Esto ocurre con Villa Vainilla.
Finalmente, se me permitió explorar la sinexión que existe entre el silencio y lo sagrado. Para ser artífice del diálogo entre la serenidad y la audacia que nos conduce a la eternidad y la trascendencia .
Ojalá que, algún día, la arquitectura nos alcance.
