En la ciudad de Roma, el 7 de mayo se inició el Conclave para elegir al sucesor del Papa Francisco, y la sorpresa fue que el día 8 de mayo, los cardenales se decidieron por un Cardenal joven, oriundo de los Estados Unidos y pastoralmente acreditado en una diócesis del norte del Perú, donde ejerció su ministerio por 40 años.
Su formación proviene de la orden de los padres agustinos, muy acreditados en la Iglesia y de grato recuerdo en la historia mexicana ya que como misioneros, llegaron padres agustinos a estas tierras mexicanas desde los primeros años del XVI, creando obras misionales que aún influyen en la realidad mexicana.
La historia de la Iglesia recuerda que, en el año 1846, fue elegido Papa quién gobernó como Pío IX, hasta 1878, en el que fue elegido Papa el que se conoció como León XIII, quién gobernó la Iglesia hasta el año 1903.
En 1891, León XIII publicó una Carta Encíclica llama “Rerum novarum” -sobre las cosas nuevas- que atrajo poderosamente la atención, pues era la primera vez que un Papa tratara un asunto socia al en una Carta Encíclica.
Tal documento pontificio en México se le vio como comprometedor, pues su contenido iba contra las políticas del General Porfirio Díaz, que entonces gobernaba el País, con tal fuerza política, que impidió que León XIII nombrara Cardenal al entonces obispo de Oaxaca.
León XIII es conocido, sobre todo, por su preocupación por el mejoramiento de la condición de los obreros y por la lucha por una auténtica democracia que fuera una defensa de la dignidad humana.
Ahora se sabe que el actual Papa tiene preocupaciones sociales pero que van de la mano con la proyección moral de la inteligencia artificial.
Esto quiere decir que es continuador del Papa Francisco, de quien se sabe que se vieron con mucha estimación.
Se señala el 18 de mayo como fecha oficial del inicio de su pontificado y el 20 de mayo visitará al Patriarca Bartolomé I, citado por el Papa Francisco en su Encíclica sobre el cuidado de la creación.
Tal visita responde a un compromiso de su antecesor, Francisco.
Por la juventud de su vida, tenemos Papa para muchos años.