La lectura tiene un poder transformador enorme. Además de los beneficios obvios en términos de abstracción, cultura y conocimiento, la lectura es un acto individual y colectivo que nos permite romper las barreras de la realidad para adentrarnos al mundo de lo posible, de lo imaginario y lo creativo. Fomentar espacios ciudadanos, plurales y accesibles que le permitan a todos acceder a ese poder transformador que representa hundirse en las páginas de un libro, es una responsabilidad que no solo le corresponde al Estado; es una tarea en la que todos como sociedad debemos participar.
Por eso celebro que Aztlán Parque Urbano, de la mano del Gobierno de la Ciudad de México y de Mota-Engil hayan puesto en marcha FiLiAZ, la primera feria internacional del libro infantil y juvenil de este espacio urbano diseñado y pensado para los capitalinos, y que responde a la necesidad de contar con parques y atracciones públicas de calidad y accesibles para todos los bolsillos.
Como muy bien lo apunto Andrea Estévez, directora de la feria, “FiLiAZ es el binomio perfecto: cultura y diversión que mezcla la emoción de Aztlán Parque Urbano con la magia de los libros. Aquí, cada historia es una aventura y todos son bienvenidos”. El hecho de que un parque de diversiones con una tradición tan poderosa detrás –Parque Aztlán se erige en los terrenos de la antigua Feria de Chapultepec- organice un encuentro literario de este calibre es sumamente positivo, sobre todo por el contexto social y cultural por el que atraviesa México y el mundo.
En un país en donde se leen en promedio 3 libros al año -de acuerdo a información del INEGI- contar con iniciativas que impulsen el gusto y placer por la lectura desde los primeros años de vida es fundamental para construir sociedades más abiertas, creativas, innovadoras, tolerantes y democráticas. Crear espacios que inviten a niños, niñas y jóvenes a descubrir las maravillas que viven en los libros es una invitación también a formar mejores ciudadanos y mejores seres humanos.
Leer incentiva nuestra creatividad y nos permite entender mejor el mundo que nos rodea y a quienes habitan en él. Leer nos invita a cultivar el pensamiento crítico, un elemento clave para el crecimiento y evolución de cualquier sociedad. Fomentar ese hábito en los más pequeños significa sembrar en ellos la semilla de la curiosidad, de la inventiva y de la consciencia de sí mismos y de su entorno.
Vivimos una realidad muy turbulenta y si no apostamos por generar espacios y oportunidades para crear actividades formativas de calidad para nuestros niños y jóvenes, no habrá entonces manera para construir un mejor futuro para este país. Y lo cierto es que lo merecemos, lo merece México, lo merecen las actuales y las nuevas generaciones.
Fue emocionante fue ver durante el fin de semana largo a niños y jóvenes haciendo suyo el espacio que Aztlán le ha devuelto a la ciudad. Por ejemplo, me enterneció escuchar historias como la de Joaquín, que con apenas 8 años me contó que no sabía que había tantos libros para niños. La abuela de Joaquín le había dado dinero y el chico me comentó que, en lugar de gastarlo en golosinas o algún juego, prefirió comprarse un ejemplar de Robinson Crusoe.
FiLiAZ ha iniciado una tradición que llegó para quedarse, esta fiesta de las letras apunta para convertirse en referente y en un espacio que los niños de esta ciudad estaban esperando, justo ahí, en el mágico parque urbano que a la sombra de la rueda construye sueños.
Como lo señaló Estévez en su discurso inaugural, al formar lectores, formamos futuros agentes de cambio, porque la literatura nos permite evolucionar y no existe manera de superarnos a nosotros mismos como individuos y como colectividad si no existe, antes que nada, la apertura para recibir el cambio y asumirlo.
FiLiAZ se celebrará hasta el 23 de marzo en Aztlán Parque Urbano, justo en ese pulmón invaluable de nuestra ciudad: Chapultepec, un espacio inmejorable para que niñas, niños y jóvenes viajen a través de los libros cobijados con la sombra de los árboles.