Se les dijo, se les pidió, se les advirtió a la fauna masculina que mantuvieran su distancia, que reflexionaran, que no me hicieran a la Mamá Campanita ni quisieran robar protagonismo durante la marcha del #8M y ¿qué fue lo primero que hicieron muchos personajes?: agarrar su Twitter para decir y externar puras pendejadas. Es increíble que cuando se tiene la oportunidad de quedarse calladitos aunque no se vean más bonitos, estos feministas de ocasión agarraron su celular y no dejaron de teclear, como si lo que tuvieran que decir fuera más importante que lo que estaba ocurriendo en medio de la marcha y sus reflexiones fueran fundamentales para la consolidación de este movimiento sorprendente y concientizador.
Desde grandes intelectuales instalados en el lugarazo común y la cursilería, hasta funcionarios que se quisieron hacer los muy combativos como Ciro Murayama —el otro muchacho chicho del INE gacho—que se ve que en su vida habían marchado o que vivieron en Suiza.
Ya los peores fueron los grupos de la onda provida (gente que adoran las tangas atigradas de Serrano Limón) que, sin el menor sentido de la contradicción que ello encarna, se declararon fascistas, antiaborto, amenazaron a las feministas frente a Catedral mientras rezaban y mostraban un aspecto por supuesto muy ario. Una cosa divina que tendría que pasar por La Rosa de Guadalupe titulado “Hasta que el führer nos separé” o “Por su esvástica nos cacharon”, pues a los nazis a la mexicana son tan cotorros como una guajolota con manteconcha incluida.
El machismo también quiso meterse a la brava pero me lo pararon en seco. Y sus berridos en las redes sociales eran francamente chiquititos y ridículos a pertrechados en sus cuentas anónimas. O sea, no chinguen, mejor se hubieran quedado en sus casas a ver el espléndido trabajo de Martin Ainstein de ESPN que recuperó la historia del equipo mexicano de futbol femenil que quedó en segundo lugar en el Mundial México 71. Mujeres que con sus batallas ayudaron a tirar las barreras del machismo más arcaico.
Como quiera que sea, las imágenes tomadas por Santiago Arau con la magia de sus drones no pueden ser más emotivas. Mujeres apropiándose de la patria con sus pañuelos verdes y vestimentas moradas. Una jacaranda en flor que no hubiera imaginado nunca el señor Matsumoto.
Mañana olvidemos los excesos, el pobrediablismo y los radicalismos desatados para continuar reflexionando, repensando, reseteándonos, que buena falta nos hace.
#8M #NiUnaMenos #UnDíaSinNosotras.
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