Uno pensaría que a estas alturas de la pandemia las fake news habrían muerto de anemia, pero no. En WhatsApp se alerta sobre un virus ideado por el G2 cubano para dañar celulares bajo el rubro de “Golpe militar”, y hay otro que bajo el nombre de “Thalía” que puede ser peligrosísimo, sobre todo porque aparece la mismísima Thalía convertida en epidemiologa gracias a un doctorado que hizo en algún instituto patrulla en línea, sintiéndose la señora presidenta de la OMS.
Digo, no se vale, hay que tener seriedad en estas cosas. Por eso yo solamente sigo las instrucciones de Jelipillo CaldeRon, un humanista en la lucha contra el crimen organizado; el dotor Mit que hizo todo lo posible para mirar para otra lado cuando se construía toda una red de estafas maestras; y el gran Ricky Riquín Canayín, uno de los grandes del estadismo pando con guitarrita incluida. Personajes cuyas propuestas no pueden ser más indispensables para sobrevivir al coronavirus por todos tan temido.
Por supuesto se trata de gente bien intencionada que no forman parte de un ejercicio coreográfico reguetonero para contribuir al caos y al desorden en le México contemporáneo. Un asunto imposible en el que también se incluye a un sujeto llamado Gilberto Lozano de dudosa reputación que quiere convertir su paso por Femsa como si fuera un doctorado en compromiso social, quien despotrica contra Amlove con un discurso un poco neuras que parece escrito por Laurita Zapata.
De hecho, estoy seguro que para acallar las habladurías estos señorones no tardan en exigir que las grandes compañías saquen sus pingües ganancias del colchón para solidarizarse con la banda a la que en estos tiempos de contingencia o la van a despedir o la van a mandar a sus casas sin goce de sueldo
Como quiera que sea, ya se están bajando las cortinas y hasta el góber nice del Mordor del Edomex cerró casi todo los changarros menos, eso sí, las iglesias y el grupo Atracomucho como hubiera querido Thalía.
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@jairocalixto