Vivo entre dos tiendas de conveniencia llamadas K que estaban resistiendo como todos los arrebatos de la pandemia, pero hace un mes desaparecieron misteriosamente. Esto me extrañó porque vendían lo mismo que los OXXOs a los que el bicho no les provocó ni una triste gripe estacional. Lo que viene siendo el darwinismo económico, pensé. O simplemente no haber tomado los cursos de “autoayuda que el gobierno te autoayudará” hasta tener un muy poco estimulante subsidio en materia eléctrica hasta por 26 mil pesos mensuales para estos nada lucrativos negocios del gigante Femsa, que apenas les da para mantenerse medio boyantes. O sea, esta clase de empresas que generan tantos empleos, aunque sean al nivel de las tiendas de raya porfirista, merecerían por supuesto no solo pagar impuestos de risa loca como hasta hace poco ocurría (¡maldita cuatroté, cuánto daño haz hecho!), sobre todo porque esos establecimientos están conectados a una línea de energía limpia que sale financieramente como lumbre a la CFE y casi gratis a los empresaurios chidos. Así, como por arte de magia, esos OXXOs que hay en cada esquina pueden tener sus refrigeradores a todo lo que dan las 24 horas del día sin que les duela el codo (menos donde despachan las paletas y helados que siempre están aguados y donde ya no hay bubulubus fríos). Lo más admirable de este modelo de negocio es que aún con esas condiciones un poquito ventajosas heredadas por el prianismo al que lógicamente tanto añoran, todavía se solicitaba que esta empresota fuera rescatada como si fuera una miscelánea de barrio.
Así hasta yo me podría comprar un departamentito de interés social en Santa Fake como el que tiene, según la UIF, el góber petocho de Tamaulipas, Cabeza de Buey, que cuesta la friolera de 46 millones de varos entre otras propiedades quede seguro no deben estar a nombre de sus prestanombres, por supuesto.
Parece que lo que le gusta al Diablo Fernández, director de Femsa, y no lo culpo, sino que lo admiro por ello, es el encaje y entre más ancho, mejor.
Algo que solo puede ser comparado con mi Tatanka Córdova y el señor ¡Mura-llama!, que ahora se pronuncian contra la “sobre representación” electoral esgrimiendo la Constitución cuando en 2015 no hicieron ni gestos cuando el PRI se apañó hasta los carritos de las gelatinas afuera de la Cámara.
“Subsidios nada más, entre tu refri y mi refri, subsidios nada más entre tu Oxxo y mi ostrodoxxo”.
[email protected]
@jairocalixto